Vemos las fotografías del Estadio Olímpico de Beijing y nos impresiona su forma, su estructura, su semejanza con un gigantesco nido de pájaro. Costó unos 500 millones de dólares y es la construcción deportiva más novedosa en su género en todo el mundo.
Tiene capacidad para 100 mil personas y la licitación para su construcción la ganaron los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre Meuron, cuya audacia artística logró impresionar a un jurado que formaban importantes profesionistas orientales.
En su construcción destacan las mallas metálicas trenzadas, que le dan su nombre pues semejan el nido de las aves. Hoy se dice que construirlo ha constituido “un brillante desafío estético y estructural”. Pero lo más importante es la comodidad que brinda.
Y al llegar a este punto de la comodidad, tenemos que pensar en muchos estadios mexicanos, unos para el beisbol y otros para el futbol, que son el mejor ejemplo a la incomodidad y al sufrimiento de los espectadores, como La Bombonera de Toluca.
Ahí, las personas de más de l.70 de estatura, tienen que sufrir al no encontrar los espacios adecuados. Y es que al construirlos nunca se pensó en los espectadores y su comodidad, sino en aprovechar mejor el espacio para poner más asientos.
Por ello todos esperamos que en el nuevo estadio Corona se tomen en cuenta las necesidades de todos los que ahí acuden. Que se construyan asientos adecuados para gorditos y flaquitos, y sobre todo que haya espacios para moverse con comodidad.
