Cuando en 1970 México servía de sede para el Campeonato del Mundo de Futbol, en Argentina debutaba como arquero del Banfield Ricardo Antonio La Volpe, quien se convertiría en una de las figuras bajo los postes e incluso llegó a ser seleccionado.
Cinco años después emigró al San Lorenzo de Almagro y en el 79 llegó a México contratado por el Atlante. Con los Potros estuvo hasta 1982 pues en el 83 pasó al Oaxtepec y luego decidió quedarse a vivir en México para dirigir equipos de futbol.
Aquella garra, aquel coraje que mostraba como portero, lo enseñó después como técnico, por lo que se le considera uno de los más capacitados, aunque de la llamada línea dura, pues no anda dándole vueltas a las cosas sino que va al grano.
Le gustó siempre acercar a jugadores pensantes en la cancha y de alguna manera los fue preparando para ser también técnicos. Por ello nació la llamada escuela lavoplista, entre quienes figuran personas como Daniel Guzmán, José Guadalupe Cruz, Miguel Herrera, etc.
Está considerado también como un técnico de ideas modernas, revolucionadas, apartándose de los esquemas tradicionales para utilizar los suyos, de acuerdo a las características de sus jugadores. Esto se verá esta tarde en el Estadio Corona.
Malo en sus relaciones públicas, sobre todo con la prensa, La Volpe es sin embargo un técnico respetado por los jugadores. Por ello es uno de los que mejor cobran y de los que se dedican de tiempo completo a sus tareas. En México ha ganado fama y dinero.
