Salvado del descenso, como lo publicó META ayer, al analizar los números del Veracruz y del Puebla, únicamente resta hacer un colchón grande para dar tranquilidad al equipo de la Comarca, que parece enfilarse a tiempos mejores y más tranquilos.
Sólo falta no perder esa humildad que se ha mostrado, respetando rivales y dando cuenta de ellos. Esta tarea, iniciada en las oficinas del club albiverde y apoyada por los jóvenes directivos, tiene que tener impacto en el cuerpo técnico que dirige Daniel Guzmán.
Dicho cuerpo técnico tiene mucha experiencia, por haber navegado en aguas intranquilas en varios torneos. Aquí ha encontrado un ambiente especial, único, diríamos, que debe hacerlo meditar y buscar corregir todavía algunos puntos.
Es difícil pedir que alguien cambie su modo de ser, pero empezando con la cabeza, ésta debe ser más serena, más centrada y no dejarse llevar por exabruptos, para concentrarse en su función, que es la de organizar mejor a ese grupo tan especial que hoy le toca dirigir.
Santos se perfila a tiempos mejores, pero éstos deben llegar de la mano de numerosos factores, como son la humildad, el trabajo y, sobre todo, el respeto a los demás, sean rivales, medios, comunicadores o gente que piensa diferente y a la que hay que considerar.
Mucho se ha avanzado y no se puede dar marcha atrás. El campeonato no ha terminado y lo que se ha obtenido debe servir de cimiento para lo que sigue. Las campanas deben estar silenciosas, porque es tiempo de trabajar más y de afianzar lo logrado.
