Santos, que había iniciado a tambor batiente ante Chiapas, sufrió ayer sorprendente derrota, infligida por unos Jaguares a los que se menospreció y que se bañaron de tierra y anotaron tres goles por sólo uno de los de la Comarca, lo que todavía no se digiere aquí.
A los tres minutos ya estaba Christian Benítez poniendo el primer peligro, pero su intento se fue por un lado y poco después Ismael Fuentes por poco anota en su propia portería, pero su fuerte disparo lo paró con la cara su arquero Édgar Hernández, quien quedó conmocionado.
Y después, poco a poco Jaguares fue imponiéndose y Santos no sólo perdería el partido sino también su orden a la defensiva, su precisión al ataque y su garra. Y la ya de por sí alta figura de Itamar Batista iría creciendo más al anotar dos goles y ayudar a marcar otro.
Itamar, que parecía más bien un basquetbolista, estuvo haciendo lo que le vino en gana, y luego con aire de perdonavidas trataba de asustar a los locales que no podían marcarlo ni detenerlo. Además los de casa estuvieron imprecisos en todo, especialmente tirando a gol
Y en la tribuna la gente quería apoyar pero en la cancha los errores de los locales seguían en aumento, hasta que en el graderío prefirieron callar y dejar hacer pues no se veía por dónde hicieran daño los de casa hasta que lo hizo Benítez.
Tremenda lección, y volvemos a repetir lo que decíamos en la semana: en Santos debe volver la humildad para trabajar con una mentalidad guerrera y sin menospreciar rivales, pues se ha salvado el equipo pero no está calificado. Falta mucho por hacer.