Miguelito, nuestro nieto de cuatro años, es muy ocurrente y atinadamente expresivo con lo que escucha y lo que ve. El otro día miraba concentrado en televisión las caricaturas y ahí el pato Donald era zarandeado sin descanso y Miguelito decía “válgame Dios”.
Esa expresión se nos venía a la mente viendo a la juvenil Selección Mexicana, dirigida por Hugo Sánchez en esta desastrosa eliminatoria en la que no logramos el pase a Beijing, a pesar de lo prometido por el boquiflojo técnico lleno de fracasos.
Y también nos venía a la mente el “válgame Dios” viendo al Santos Laguna fracasando ante unos Jaguares de Chiapas donde un solo hombre, gigantón, moreno, cada vez que se decidía metía el acelerador y se iba al frente, creaba problemas, anotaba goles o ayudaba a conseguir más.
Pero sobre todo esa expresión la teníamos la noche del domingo, viendo cómo se presionaba la juvenil selección por anotar, fallando que era un contento porque había osos en el estadio que eran repartidos por doquier y los ganaban Santiago Fernández y Villaluz.
En Santos, antes de que pase el tiempo, hay que poner orden, tomar las cosas con serenidad y sobre todo seriedad, y corregir las fallas que se están repitiendo en la zona defensiva y mejorar a la hora de concretar, pensando que son once los que pueden hacerlo.
Y en cuanto al futuro de Hugo Sánchez, son muchos sus fracasos y cero de lo que prometió a los cuatro vientos sin que nadie le pidiera eso, pero desde sus pleitos con La Volpe gritaba que él era el único, el mejor, etc. y fueron puros cuentos del país a donde no iremos.
