En el deporte surgen de vez en cuando seres especiales, privilegiados diríamos, con facultades fuera de lo común. Cuando existió aquel Laguna llamado “Ola Verde” vino a él Claudio Lostanau, un peruano que era un maestro con su toque de balón.
Levantaba la cara y sabía a dónde dirigir el balón. Por ese tiempo surgió aquí, ocupando casi su misma posición, un jovencito llamado Octavio Díaz, y el mismo Claudio reconocía que tenía facultades fuera de lo común.
Luego, ya con Santos, vino procedente de Chivas Benjamín Galindo, y “El Maestro” dejó honda huella con sus facultades, sus servicios y sus goles. No andaba contando el pasto, como lo hacen muchos, sino viendo a dónde pasar, a dónde mandar el balón.
Y no hace mucho arribó a la Comarca Daniel Emmanuel Ludueña, de accionar lento pero preciso. Levanta la cara, observa, está muy atento de los descuidos de los rivales y le madruga a todos con sus toques privilegiados que han ayudado a ganar partidos.
Y últimamente ha aparecido en el medio Édgar “Homie” Castillo, que desde que entra a la cancha arde en deseos de irse a gran velocidad por la banda izquierda rumbo a la portería contraria, no para ganar una prueba de rapidez, sino para anotar goles.
Y todavía más recientemente ha aparecido en Santa Rita un jovencito que se llama Alberto Soto Pacheco, tiene 18 años y acaba de debutar ante Jaguares. Posee virtudes como medio ofensivo, lo que le ha valido estar en selecciones juveniles. Siga sus pasos.