Cuando le ocurre un accidente a un conocido nuestro nos ponemos tristes y preocupados, y lo mismo ocurre cuando esto pasa en el mundo del deporte, donde muchos de los que viven ahí son ídolos de niños y jóvenes.
Esta semana una nota roja, originada por el accidente automovilístico de Paco Torres, jugador del Santos Laguna, nos hace pensar en otros muchos que le han ocurrido a la familia futbolística, especialmente de nuestro país.
Y nos vuelve a traer a la mente esa vieja idea que hemos expuesto varias veces aquí, de que la formación de un deportista no debe ser sólo en materia deportiva, sino también social, cultural y de superación total, especialmente si se trata de clubes bien organizados.
Santos Laguna, en los 25 años de vida que tiene, ha ido escalando peldaños dentro del mundo del futbol, y ahora se habla hasta de una institución más completa, que abarque el renglón personal de cada jugador, de cada técnico y de cada aficionado.
Este accidente que le ocurrió la noche del martes a un futbolista, ¿sólo a su automóvil?, debe ser aprovechado para poner unas bases más sólidas en el futuro de un equipo que ya hasta tiene su territorio, el que debe ser solamente de superación en todos los aspectos.
Que ahí los jugadores no tengan pachangas privadas ni exclusivas fuera de sus horas de entrenamiento, que directivos, cuerpo técnico y jugadores hagan del llamado Territorio Guerrero un lugar de superación total, y que las fiestas privadas sean en otra parte, que al fin las habrá.