La presión es para Tigres. Mañana, en el Volcán, Santos Laguna deberá jugar concentrado y decidido a conseguir los tres puntos. Enfrente estará un equipo con el reloj en contra, buscando hacer daño desde temprano para ir asegurando la victoria.
Y es aquí donde se pone de manifiesto el valor que tiene una buena estrategia, un sistema apropiado para darle más tareas que resolver al equipo regiomontano, uno de los tres amenazados por el fantasma del descenso, a pesar de lo mucho que se ha invertido.
La llegada de Manuel Lapuente no ha llevado la solución anhelada. El equipo sigue dando traspiés, y la historia que se vivió en el Torneo 1995-1996 parece repetirse. Aquella vez los Tigres se fueron a la división de ascenso, dirigidos por Víctor Manuel Vucetich.
Pero la gran afición felina dio gran apoyo a su equipo, estuvo a su lado siempre hasta que al año siguiente se logró el regreso al máximo circuito, dirigido por Alberto Guerra, quien duró poco pues fue sustituido por Carlos “Tanque” Miloc.
El Volcán es un estadio difícil para la visita. Ahí los seguidores de Tigres presionan de principio a fin y buscan desestabilizar a los jugadores visitantes, por lo que conseguir victorias en esa cancha es toda una odisea, pero se han logrado.
Santos debe estar preparado física, futbolística y psicológicamente para ofrecer un buen partido ante Tigres, porque son importantes los tres puntos, primero para asegurar la entrada directa a la liguilla, y segundo, para seguir sumando en el porcentaje.
