Principiaban los años ochentas del siglo pasado, y cada fin de semana, acompañados del Dr. Luis Maeda Villalobos íbamos por esos caminos del Señor buscando temas para reportajes que por casi 15 años estuvimos publicando aquí, a todo color.
Una mañana, después de haber dormido en Jiménez del Teúl, por el rumbo de Sombrerete, Zac., nos dirigíamos a Chalchihuites. En el camino, junto a unos sembradíos de frijol, alguien nos dijo: Miren, ella es la mamá de Ricardo “Pajarito” Moreno.
La señora, delgadita y baja de estatura recogía lo que quedaba del frijol entre los surcos, en lo que llaman “pepena”. El Dr. Maeda se acercó a ella, la saludó y se identificó. Ella, gustosa nos invitó a su casa, a comernos un taquito, y fuimos a su modesta vivienda.
Todos le preguntamos por su famoso hijo, que tantas peleas importantes había tenido, su Cadillac y sus andanzas. Ella estaba feliz de platicar de su hijo. ¿Y qué hace ahora? Le preguntamos. Ella alegre nos dijo: “Ya lo tengo aquí, ha vuelto a casa”.
En su casa, la señora nos dio frijolitos con tortillas hechas por ella. Fue todo un comelitón. Vivía muy modestamente. Nos enseñó la habitación de su hijo, donde estaba una pequeña cama y algunos gallos y gallinas que ahí andaban.
Ricardo se fue hundiendo en el alcohol, algunas veces quiso reaccionar pero fue tarde. Ayer nos enteramos que había muerto en Durango, y estuvo a punto de ser campeón mundial de boxeo, pero el nigeriano Hogan Kidd Basey lo venció en el primer round en 1958.