Es cierto, el América es escaparate en el futbol mexicano, porque se ha inclinado por tener en sus filas a lo mejor que va encontrando en el camino, tanto en México como en el extranjero, pero el famoso equipo también se ha convertido en tumba de muchos.
Porque llegan ahí deslumbrados por la fama de que goza el millonario equipo, pero a falta de oportunidades van quedando relegados hasta perderse en las sombras que invaden Coapa cada atardecer. Esa historia la conocen muchos.
En Santos Laguna estuvo Martín “Camacán” Simental, que venía a la Comarca apoyado por las porras que le lanzaban desde la Perla del Guadiana. Hizo cosas interesantes y pronto interesó al América, que lo llevó y lo echó al olvido, truncando una carrera.
Y el caso más reciente lo constituyó Vicente Matías Vuoso, que aquí era el gran ídolo, pero un día se anunció que se iba a volar entre las Águilas. Allá nunca tuvo la continuidad a que estaba acostumbrado y pronto se fue perdiendo en la banca.
Regresó y rápido ha ido recuperando nombre, trato y fama. Ahora, un lagunero, Juan Carlos Medina, surgido del Barrio del Pacífico, está ya en América. Algunos le llaman el sucesor de Pavel Pardo, y él, modesto como es, dice que es el “Negro” Medina.
A este muchacho no lo deslumbran los reflectores, quiere hacer su propia historia, requiere de oportunidades y ojalá Ramón “Pelado” Díaz lo considere en sus alineaciones, porque calidad la tiene, y mucho lo mostró en Atlas.