Casi al momento en que Paola Espinosa y Tatiana Ortiz dan a México su primera medalla de bronce en clavados sincronizados, Karim Darwich Ramírez pone en nuestras manos un regalo inapreciable, un libro titulado Medallistas Olímpicos Mexicanos.
En este libro, editado por la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, las historias empiezan en la Olimpiada de 1932, de Los Ángeles, California, cuando Francisco Cabañas Pardo ganó medalla de plata en boxeo, venciendo al húngaro Stephan Enekes.
Y van hasta Atenas 2004 donde Ana Gabriela Guevara, Belem Guerrero Méndez, Óscar e Iridia Salazar Blanco nos dan también preseas, pasando por las hazañas de otros grandes de nuestro deporte como Humberto Mariles y Joaquín Capilla.
Es un libro muy interesante porque está escrito de forma muy amena, que lleva al lector a recordar historias llenas de dramatismo, como son todas las victorias de quienes llegan a subir al podio de los triunfadores en unos Juegos Olímpicos.
El licenciado Antonio Irazoqui recordaba sus años de juventud al lado del clavadista Joaquín Capilla Pérez, quien fue medalla de bronce en 1948 en Londres, plata en 1952 en Helsinki y bronce y oro en 1956 en Melbourne, Australia.
Capilla es considerado como el mejor clavadista que ha dado México, y el fundador de una generación de buenos deportistas en la especialidad de clavados, donde ha destacado también el lagunero Jesús Mena Campos, medalla de bronce en Seúl 1988.