Ese Santos Laguna que vimos al final del pasado torneo y principios de este, temeroso, precavido, cauto, conservador, apareció así en el primer tiempo ante Indios de Ciudad Juárez. Los rivales se daban gusto yendo y viniendo, dueños totalmente del balón.
Y aunque el ecuatoriano Christian Benítez anotó un gol, mostrando sus ganas y sus facultades, apoyado en el ataque por Vicente Matías Vuoso, los rivales seguían en lo suyo, buscando goles por todas partes, sólo que los postes de Oswaldo también participaban.
En la tribuna todos estábamos tensos, viendo cómo se movían los fronterizos. Pero en la segunda parte al fin apareció ese Santos que la gente extrañaba, con más determinación, con más aplomo, con más decisión de ir al frente, ¡por fin!
Y Santos volvió a ser el anfitrión de la casa del dolor ajeno, tocando de primera intención, yendo al frente una y otra vez. Al terminar el partido, Walter “Lorito” Jiménez, autor de uno de los goles, con sinceridad total dijo:
“Me permitieron jugar más suelto”. Eso fue todo, diría Jaime Sánchez Franyutti. Santos volvió a ser el equipo mandón, con recursos suficientes para ir al frente y confirmar nuevamente que puede ser el más ofensivo y el más acertado, como ocurrió en dos torneos antes.
Si Santos va a Guadalajara temeroso, medroso y lo demás, lo van a hacer pedazos, en cambio si dejan a los jugadores hacer lo que saben y dominan, podríamos estar acumulando más puntos y sacudirnos por fin la campeonitis que empezó antes de terminar el torneo anterior.