Sven Goran Eriksson aprende rápido. El idioma español lo va dominando más pronto de lo que todos esperaban, y seguramente sus adelantos los deberá mostrar pronto en otras materias, especialmente en lo referente al conocimiento del material humano con que cuenta.
Mucho debe haber aprendido de ese primer encuentro del equipo ahora a su cargo. Debió darse cuenta de sus errores, primero en escoger a los hombres idóneos para conformar el Tri y luego los que tomaron parte en el partido ante Honduras.
Lo bueno para él es que conoce el oficio y es prudente a la hora de abrir la boca. Ha andado por todas partes estableciendo records de asistencia a partidos, e irá conociendo de la capacidad de muchos jugadores que podrían ser convocados.
Se tardó en poner en la cancha a Cuauhtémoc Blanco, un señor de muchas polémicas pero de muchas virtudes futbolísticas, y naturalmente muy superior a varios extranjeros que se han nacionalizado. En México hay tela de dónde cortar, lo hemos dicho.
Sólo falta que en los mismos equipos se dé oportunidad a los que van surgiendo de las fuerzas básicas, para que apuntalen primero a sus clubes y luego aspiren a estar algún día en la Selección y quizá en equipos de fuera de México.
Pavel Pardo y Cuauhtémoc Blanco fueron los grandes personajes en el primer encuentro. Ahí, Fernando Arce y Rafael Márquez arañaron la gloria estrellando sus balones en el poste, pero ambos seguirán siendo útiles en sus equipos y la Selección.
