El de anoche fue un partido vivido muchas veces al borde de la butaca, porque Santos Laguna insistía una y otra vez y no podía destrabar lo bien plantado de la defensa de Jaguares, hasta que al minuto 33 Christian Benítez en una de sus genialidades consiguió el gol.
Sería el de la victoria y el que clavaba un rejón en los rivales, que aprovechando las facultades de Adolfo Bautista insistían con tanta presión que varias veces descontrolaron a los defensas santistas, que lucían erráticos y regalando balones.
Además hay que consignar la gran noche que tuvieron Oswaldo Sánchez e Israel Villaseñor, arqueros que varias veces salvaron lo que se cantaba como goles, especialmente Villaseñor, quien a boca de jarro salvó en algunas ocasiones.
Casi se llenó el Corona, en una noche agradable, donde Santos mostraba chispazos de buen futbol, sin llegar todavía a lo que sabe y domina. Por fin Édgar Castillo volvió a tener la seguridad y la velocidad para desbordar, mostrando que va en busca del lugar que tenía.
Otro que lució mejor fue Daniel Ludueña, quien parecía mostrarle a sus compañeros de la media cancha cómo se levanta la cara para ver a dónde mandar milimétricamente la pelota. Y el que volvió a lucirse, como es su costumbre, fue Iván Estrada.
Afortunadamente Francisco Avilán no utilizó a Itamar Batista, quien sólo calentó a un lado de la cancha, muy contento y tranquilo. Y en el palco de la directiva santista, Sven Goran Eriksson, técnico de la Selección, tomaba nota y revisaba sus listas.