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Un tanque de oxígeno para Hillary

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Como es casi de rigor, haremos un recuento de lo más importante ocurrido la semana pasada en las elecciones primarias norteamericanas. Con la ópera bufa sudamericana, se nos había pasado. Y lo que ocurre Transbravia, nos guste o no, repercute de muy diversas maneras por acá.

Luego de una racha ganadora de doce estados, Barack Obama tuvo que resignarse a no triunfar (aunque sea dudoso qué tanto perdió) en las primarias de dos estados cruciales: Texas y Ohio. En ambos, Hillary Clinton logró salir avante, justo cuando más lo necesitaba. En caso de haber perdido, especialmente si hubiera sido de manera contundente, las presiones para que abandonara la carrera y endosara la candidatura de Obama hubieran sido enormes.

Así pues, con estos resultados, la señora Clinton recibió un auténtico tanque de oxígeno. Pero las cosas continúan siendo complicadas para ella.

Por un lado, Obama sigue teniendo más delegados que la esposa del casquivano Bill. Así que, en términos meramente matemáticos, sigue yendo atrás del carismático senador por Illinois.

Por otro lado, su política de confrontación directa con su rival parece haberle restado puntos… y no se ve que su campaña tenga un enfoque novedoso y fresco para las contiendas que se avecinan.

Y en tercer lugar, la próxima elección primaria será hasta dentro de un mes. Demasiado tiempo, en el que se puede diluir el momento que agarró Hillary por estas victorias. Y en el que puede cometer errores que luego lamente.

Por otra parte, la liebre McCain le ganó a la tortuga Huckabee, y amarró la nominación republicana. De aquí en adelante, las primarias republicanas serán de mero trámite. Así que el veterano (en varios sentidos) John McCain podrá apuntar sus baterías hacia horizontes más lejanos que los demócratas, que habrán de seguir enfocándose en la Convención de su partido y no en la elección presidencial de noviembre.

Ésa es una ventaja sustancial para los Republicanos, que ya tienen candidato en torno al cuál unificarse para intentar lo que hasta hace poco parecía imposible: retener la Casa Blanca para el partido del elefante.

Claro que falta ver si la extrema derecha republicana, que suele ser bastante estridente y refractaria, en realidad cierra filas en torno a un candidato con el que no simpatizan, y que les parece demasiado blando y moderado.

En todo caso, la mano la llevan los republicanos, que esperan el mejor de los escenarios posibles: que la contienda demócrata se prolongue todavía más, y que en el proceso sus rivales se despedacen… meses antes de la votación decisiva. Ya veremos y comentaremos.

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