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¿Una luz al final del túnel de Afganistán?

EL COMENTARIO DE HOY

Francisco Amparán

A la noticia no se le dio mucha cobertura; tal vez porque la fuente es anónima, aunque, según el lenguaje convencional de las agencias de noticias, “usualmente confiable”. O tal vez porque nadie quiere hacerse ilusiones que luego devengan en decepciones. Pero creo que, por su importancia, merece la pena echarle un ojo al asunto.

Hace unos días, la cadena CNN informó que “de buena fuente” se había enterado que desde hace unos días, el Gobierno de Afganistán y representantes de los rebeldes Talibán estaban celebrando conversaciones secretas en Arabia Saudita. El propósito de las mismas era llegar a un entendimiento que incluyera un alto al fuego por parte de los estudiantes islámicos (que es lo que significa Talibán).

Lo cual no podría caerle mejor a la coalición internacional que colabora con Estados Unidos en su intento por pacificar y organizar a ese accidentado país. 2008 ha sido el peor año de la guerra de Afganistán, desde que hace casi siete años la OTAN derrocara al Gobierno Talibán que se negó a entregar a Osama bin Laden. En algunos meses de este año, las tropas de la coalición han sufrido más muertos en Afganistán que en Irak. Hace unas semanas, diez soldados franceses murieron en un ataque, las peores bajas del Ejército galo desde su intervención en el Líbano, hace casi un cuarto de siglo.

Según la anónima fuente, los sauditas quieren servir de puente entre los dos bandos por un par de motivos importantes: primero, para estabilizar un poquito la región, proverbialmente desequilibrada; y en segundo, para sacar de la jugada a Irán, que pretende convertirse en la potencia local de la zona, y usa todo tipo de movimientos para asumir ese rol. Además, en teoría los saudíes cuentan con la confianza de los Talibán: Arabia Saudita fue uno de los únicamente tres países que se dignaron reconocer el régimen fundamentalista entre 1996 y 2001.

¿Qué lleva a los Talibán a la mesa de negociaciones, justo cuando empiezan a apretar la presión en contra de las tropas extranjeras en su país? Al parecer, se han dado cuenta de que la OTAN no son los soviéticos, que derrotar militarmente a los americanos es imposible, y que la presencia extranjera puede prolongarse durante años y años. Claro, también resulta evidente que los Talibán no se van a extinguir así como así. De manera tal que ambos bandos afganos se han convencido de que es mejor una mala paz que una buena guerra.

El simple hecho que los fanáticos de turbante negro se sienten a dialogar con los representantes de un Gobierno que consideran espurio y sacrílego ya va de gane. Pero, ¿qué pedirán a cambio del cese al fuego? ¿Qué condiciones pondrán para incorporarse, si ello es posible, al proceso político y de reconstrucción de Afganistán? Muchas preguntas, pocas respuestas. Ya veremos.

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