En ocasiones, la vida nos hace regalos inapreciables. Uno de ellos es el de los grandes amigos. Ésos cuya compañía y amistad nos ennoblece y hace crecer.
Uno de ellos, para mí, es don Roberto Orozco Melo, de quien me precio de ser amigo, pues nos unen lazos múltiples, que con el correr de los años se han fortalecido y multiplicado.
Conocí a don Roberto, hace mucho años, cuando él vivía aquí en Torreón y estaba a cargo de una dependencia federal. Fue ésa, según él afirma, la época más feliz de su vida, de manera especial por vivir en esta tierra prodigiosa.
Pero no fue sino hasta el año de noventa y cuatro, cuando comenzó mi trato frecuente con él y los frutos de ese regalo inapreciable de que se haya cruzado por mi camino.
Por eso, me dio mucho gusto el tener en mis manos este su último libro, al que ha titulado: “Uno es lo suyo: Textos periodísticos”, editado por Miguel Ángel Porrúa, con el auspicio del Gobierno del Estado de Coahuila.
Siempre he sido un asiduo lector de sus escritos periodísticos y en esas páginas se recopilan casi cien de ellos divididos en cuatro apartados: “Sobre gobiernos y gobernantes. De salud y enfermedades. Reflexiones. Y aventuras propias y ajenas”.
En cada artículo de editorial, don Roberto va plasmando su ser y sentir de una manera magistral.
De entre todas las actividades que le han tocado realizar a lo largo de su fructífera vida, don Roberto, prefiere la del “periodista”: No la de político ni la de abogado, profesión esta última, en la que él dice nunca haber incursionado, pero gracias a la cual, “Adquirí conocimientos para actuar con responsabilidad como funcionario público”.
Desde muy temprana edad, don Roberto, abrazó la profesión de periodista, con verdadera vocación. Ha incursionado en múltiples géneros y sido director editorial, aprendiz de linotipista, editor de libros y reportero. Es en esencia un hombre cuyas manos generosas huelen a tinta, un timbre del que en la actualidad pocos se pueden ufanar.
Lo suyo es el periodismo y aunque comenzó por ese camino desde 1947, hace dieciocho años que publica en varios periódicos, su conocida columna: “Hora cero”.
Pero además, su paso por el servicio público, donde fue diputado local, alcalde de Saltillo y secretario de Gobierno, le dieron una visión y experiencia que conjuga magistralmente en sus escritos, siempre preñados de humor.
Si resulta formativo y grato leer a don Roberto, imagínense lo que significa poder conversar con él. Es verdaderamente un privilegio escucharlo platicar anécdotas y verter puntos de vista sobre el acontecer nacional y mundial.
Con una espléndida presentación de Armando Fuentes Aguirre “Catón”, se contiene en este libro una excelente y suculenta selección de artículos que con seguridad leímos en su momento en los periódicos, pero que ahora gracias a este regalo de don Roberto, podemos volver a leer y releer para disfrutarlos aún más y entresacar de ellos valiosas enseñanzas.
Cierto es que podría uno, si lo desea, ocurrir a la hemeroteca, por ejemplo de El Siglo de Torreón, pero no siempre resulta fácil. En cambio lo es el simplemente estirar la mano, tomar este libro y, si se quiere, citar textualmente lo dicho por él.
Dice un proverbio chino, que un nombre no es tal si no ha tenido un hijo, plantado un árbol y escrito un libro. Don Roberto, tiene una espléndida familia, hijos y nietos que le alegran los días dominicales y su propia existencia. Ha plantado, en su natal Parras, cientos de árboles que con cuidado y esmero cuidó durante muchos años. Y ha lanzado al viento varios libros que lo enorgullecen y a nosotros nos enriquecen. Puede decirse entonces, que él es un hombre completo, porque a todo ese bagaje, puede añadir el de un sinnúmero de amigos que lo estimamos y queremos.
De él dice Catón: “Cumplido afán es la tarea periodística de Orozco Melo. Domina como pocos el oficio, lo ha vivido con plenitud intensa; sabe bien de sus luces y sus sombras”.
Y en efecto, domina en forma envidiable el oficio de periodista y sabe combinar magistralmente su experiencia con una clara capacidad de análisis.
Pronto se habrá de presentar en Torreón este libro en el que se reúnen mil y un afanes de don Roberto por hacerse sentir y sentar opinión entre sus lectores.
Porque como él mismo lo dice citando al columnista Paul Johnson: “Escribir puede ser más tedioso que placentero y el periodismo es más una degradación que un deber. Pero escribir una columna regular sobre cualquier tema que se nos ocurra es uno de los grandes privilegios de la vida”.
Don Roberto ha podido disfrutar de ese privilegio y nosotros del de leerlo regularmente.
Mi agradecimiento a don Roberto, por haber tenido el honor de recibir de sus manos este su nuevo libro, esperando que muy pronto los muchos amigos que tiene en Torreón, también puedan tener el privilegio de abrevar en sus páginas.
Por lo demás: “Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano”.