Santiago Vasconcelos advierte que el nuevo régimen de justicia no debe tratar igual a un capo que a un ebrio que rompe un vidrio.
Para que sea exitosa la reforma de seguridad y justicia, se debe evitar el error de algunas entidades federativas que exploraron antes el sistema adversarial y que no distinguieron de inicio un trato legal distinto contra quienes cometen delitos graves, considera José Luis Santiago Vasconcelos.
El ahora secretario técnico de la Comisión que implementará las reformas constitucionales, dijo que un estado como Chihuahua, pionero en la implantación de los juicios orales, cambió su sistema de justicia sin prever esta distinción, pese a contar con una de las delincuencias más extremas.
El ex fiscal antidrogas se pronuncia en favor de la cadena perpetua y, a quienes le critican de no ser un abogado garantista, les responde que un nuevo régimen de justicia no debe tratar igual a un capo como Osiel Cárdenas y a un ebrio que rompe un vidrio.
Explica que el Gobierno Federal le otorgó a la Secretaría Técnica que presidirá por los próximos 8 años el rango de órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación -un estatus similar al del Cisen- y que su cargo tiene el nivel administrativo de un subsecretario de Estado.
¿Cuál es el plan de ruta de esta reforma?
“Tenemos ejemplos como el chileno y el colombiano, nosotros queremos hacer una combinación de los dos, entrar territorialmente y también respecto de la calificación de los delitos no graves primero, con un alto control, tener un tránsito muy controlado, y empezar al mismo tiempo los trabajos con los estados para tratar de convencerlos de las bondades de contar con un Código Procesal Único”.
¿Existe manera de obligar a gobernadores y estados al cumplimiento de los plazos de la
reforma?
“Sí hay dientes, los dientes los tiene la PGR a través de las acciones de inconstitucionalidad que el mismo procurador puede ejercer respecto de aquellos estados que no han cumplido oportunamente con las modificaciones que la Constitución ya ha establecido y que ahora es Ley suprema para todos (...) pueden ser objeto de responsabilidades por la falta de cumplimiento de la observancia de la Constitución, incluso la remoción, y la responsabilidad que puedan incurrir por no observar el servicio público adecuadamente”.
¿Qué responde a quienes le ven como un persecutor de criminales y no a un abogado garantista?
“Tuve 11 años de ejercicio en una materia durísima con muchos retos y riesgos, no tuve una sola recomendación de derechos humanos, a diferencia de los extremistas garantistas que son monocromáticos, yo veo un mundo de colores, yo sí alcanzo a discriminar a los delincuentes.
“Una de las problemáticas mayores de un sistema de justicia es que no discriminen al delincuente, hoy por hoy el Código Procesal que es lo mismo que los garantistas quieren implementar, ve igual a un Benjamín Arellano o a un Osiel Cárdenas que a alguien que rompió un cristal en un estado de ebriedad, hay que discriminar los fenómenos, nosotros vemos policromía en los fenómenos delictivos”.
¿Cuál de todos los plazos que marca la reforma requiere de mayores esfuerzos?
“El Código Procesal se ve complicado, tiene que ser un código mexicano, los códigos garantistas como se han hablado, como el chileno o el guatemalteco, responden a circunstancias o a contextos totalmente diferentes”.
¿Por qué es más complicado concretar este código?
“Precisamente por este tipo de opiniones y por este tipo de actitudes académicas, hablábamos de garantistas. Estoy hablando que no seamos tan pendulares, hay otros académicos que hablan de un derecho penal del enemigo, de un derecho muy fuerte, y hay quien dice ‘no, no, no todo tiene que ser garantista porque se puede ver todo con un mismo cristal’, aquí es encontrar el punto intermedio, un rito procesal que nos permita enjuiciar con prontitud, eficacia, transparencia y justicia, pero también que nos permita proteger a las víctimas, a la sociedad, que nos permita ser disuasivos respecto de las actitudes delictivas”.
¿Qué papel jugarán ahora organizaciones civiles que impulsaron la reforma, como la Red Nacional en Favor de los Juicios Orales, que participó incluso con capacitación en algunos estados?
“Han tenido un esfuerzo muy grande en esto, hay que aprovechar esa experiencia, hay que sumarlos, hay que congregarlos, y claro que tienen que tener una participación muy eficiente y la van a tener, tienen un espacio abierto”.
¿Cómo reforzar?
“Distinguiendo los fenómenos delictivos. El problema fue que no se distinguieron los fenómenos y ahora estamos pasando saliva a cada segundo. Es un magnífico sistema, pero susceptible de corrección y de mejoría, y el estudio de mejora que se le puede hacer al sistema, finalmente lo va a fortalecer”.