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Usan la risa contra la guerra

ARMAS AL HOMBRO (CHARLES CHAPLIN, 1918)

ARMAS AL HOMBRO (CHARLES CHAPLIN, 1918)

El Universal

Cineastas consagrados y cómicos brillantes de la pantalla han enfrentado el discurso bélico con su mejor arma.

La guerra es cosa seria, por ello es particularmente significativo el que varios cineastas hayan ofrecido un discurso antibélico a través de lo que consideran su mejor arma contra las hostilidades entre los países: la risa. Entre los pioneros: Chaplin con Armas al Hombro (1918) o Buster Keaton con El Maquinista de la General, esta última basada en un incidente de la Guerra Civil. Los argumentos de las películas enmarcadas en el periodo de la Primera Guerra Mundial se inclinaban por la paz.

Las que se producen en el segundo gran estallido internacional exaltaban los ánimos patriotas y los encarnecidos combates. Tan solo en 1942 se produjeron más de 80 películas con el tema de la guerra y se dividían en tres categorías principales: la primera, sobre los soldados que se alistaban para participar en la contienda; la segunda, las comedias y musicales; y la tercera, los retratos sobre combates en el Pacífico, África y Europa.

Las comedias y musicales arrojaban luz y ánimo en el alma de los conscriptos y eran la mejor manera de disfrutar la vida en los malos tiempos. Abbott y Costello en Reclutas (Buck Privates,1941); Bob Hope en Caught in the Draft (1941). Lauren y Hardy, El Gordo y el Flaco se enfilan en la legión extranjera en Dos locos de altura (1943) y capturan a una banda de espías nazis, por accidente claro está.

No sólo comediantes consagrados protagonizaron combates hilarantes. Encontramos a Peter Ustinov en Hotel Sahara (1951), como el propietario de un hotel que cambia de bando de acuerdo a la tendencia de sus huéspedes. A Jack Lemmon en Operación gran baile (1957) con soldados rasos planean un baile como su mejor contribución el esfuerzo de la guerra o Cary Grant en La novia era él (1949), sobre un capitán francés disfrazado de mujer para enamorar a un teniente estadounidense.

ARMAS AL HOMBRO (Charles Chaplin, 1918)

Charlot en las trincheras. Cuando las tropas abren fuego, toma el rifle y dispara. Con un gis traza una raya en la pared por cada soldado enemigo caído bajo su puntería. Entre un disparo y otro, nos mira. ¿Nos censura por permanecer pasivos al espectáculo de la guerra? ¿por esperar la invitación a la risa cuando observamos una tragedia? Por un lado se trata de la primera comedia que ostenta una postura antibélica: el sufrimiento de los soldados, el frío y la soledad en las trincheras, la nostalgia del hogar y los seres queridos.

Por otro, el compendio de imágenes y situaciones presentadas estructurarían la narrativa, modelos e ideales de las cintas bélicas: escenas del adiestramiento militar, el compañerismo del pelotón e historias de amor truncadas. Momentos de tristeza interrumpidos por las ocurrencias del amo del silencio como el camuflaje de árbol para rescatar a la chica francesa.

DR. INSÓLITO (Stanley Kubrick, 1964)

En el marco de la Guerra Fría y el delirio por la amenaza de una hecatombe nuclear, el cineasta remarcó en una sátira devastadora la incompetencia de quienes están al frente de los conflictos armados. Ejemplo de la ineptitud: el Capitán Mandrake (Peter Sellers) quien no sabe ni pío de armas ni guerras.

El paranoico General Jack D. Ripper quien descubre conspiraciones del enemigo ruso hasta en el agua que bebe. A partir de la novela de Peter George, el ojo de Kubrick se enfoca en el ánimo de conquista estadounidense en nombre de la libertad y democracia simbolizado en el vaquero que cabalga sobre la bomba; rememora la huella sangrienta de Hitler en el personaje de Strangelove cuyo brazo insiste en repetir el saludo nazi; el desquiciamiento de Mandrake al ordenar el ataque a la Unión Soviética, l y la torpeza de los militares que le rodean, incapaces de detenerlo.

M.A.S.H. (Robert Altman, 1970)

El título obedece a las siglas de Mobile Army Surgical Hospital, las unidades móviles de atención médica estadounidenses en la Guerra de Vietnam. La película es un ejercicio de contrastes: tenemos la narración de las vicisitudes diarias de médicos y enfermeras para sanar los estragos causados en el frente de batalla. Por otra parte, el personal médico evade las angustias con bromas y situaciones hilarantes.

Imágenes de heridas y vísceras se oponen al juego de fútbol americano en donde uno de los equipo ha sido drogado. También sobresale la crítica a la doble moral: Robert Duvall es un fanático religioso pillado in fraganti seduciendo a la jefa de enfermeras. La cámara persigue a los personajes en una serie de gags que inspirarían la famosa serie televisiva. Con un elenco encabezado por Donald Sutherland, la cinta se adjudicó la Palma de Oro en Cannes.

UNA GUERRA DE PELÍCULA (Ben Stiller, 2008)

El Festival Internacional de Cine de San Sebastián abrirá con el cuarto trabajo como director de Stiller, quien también escribe y actúa. La comedia se concentra en las peripecias de unos actores mediocres convocados a filmar una película de guerra.

Las personalidades son tan absurdas como disímiles: una copia de Rambo (Stiller); la estrella de comedias escatológicas (Jack Black), un obsesionado con el personaje de Caracortada, Alpa Chino (Brandon T. Jackson) y un prestigiado histrión (Robert Downey Jr.) dispuesto a cualquier reto. El productor (un irreconocible Tom Cruise bajo kilos y barbas) pretende cancelar el rodaje. El pelotón chiflado es abandonado en locación y prosiguen su actuación pensando en hay cámaras ocultas captándolos. La cinta esgrime hasta el momento en que son confundidos por una banda asiática de narcotraficantes.

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