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Vales de Wal-Mart

Sergio Sarmiento

“Lo que cuenta es lo que se hace y no lo que se tenía intención de hacer”.

Jorge Edwards

Las intervenciones del Estado en la vida económica suelen tener consecuencias contrarias a las que se pretendían. ¿Cuál piensa usted, por ejemplo, que puede ser el resultado de la decisión de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia al declarar como inconstitucional el sistema de previsión por tarjeta electrónica de la empresa Wal-Mart que consideró similar a las prohibidas tiendas de raya de los tiempos de don Porfirio? La consecuencia más probable es una disminución en los ingresos reales de los trabajadores de Wal-Mart.

El fallo de la Segunda Sala este pasado 4 de septiembre vino en un mal momento para la empresa. Ésta se encontraba en medio de las celebraciones de sus 50 años en México, los cuales está contando desde el inicio de operaciones de la primera tienda Aurrerá establecida en México por la familia Arango. Wal-Mart compró la empresa en 1997 en una oferta pública en bolsa. El que la firma decida celebrar su aniversario no a partir del momento de esta compra sino del establecimiento de la primera Aurrerá es indicativo de su esfuerzo por fortalecer sus raíces en México.

La decisión de los ministros de la Corte viene también en un momento en que Wal-Mart a nivel mundial ha empezado un esfuerzo para mejorar sus acciones sociales. La empresa ha impulsado en particular uno de los más ambiciosos programas ecológicos del mundo.

Mucho de este esfuerzo de relaciones públicas cae por tierra, sin embargo, por una decisión de la Corte que cuestiona, curiosamente, un programa destinado a mejorar el ingreso de los trabajadores. Efectivamente, el esquema que los ministros han considerado “semejante” a las viejas tiendas de raya, y por lo tanto inconstitucional, permite a los empleados comprar productos en todas las tiendas y restaurantes de Wal-Mart con un descuento especial.

Preocupa que los ministros rechacen este programa por ser “semejante” a las prohibidas tiendas de raya. ¿Acaso no debe la ley ser precisa? En las haciendas porfirianas el pago se hacía de manera obligatoria en vales, los cuales sólo podían utilizarse en las tiendas del patrón para adquirir productos de peor calidad y mayor precio que en el mercado. El programa de tarjeta electrónica de Wal-Mart es voluntario y representa un ingreso adicional para los trabajadores porque les permite comprar bienes con descuento. Por eso todos o casi todos lo aceptan.

No es inusitado que los empleados y trabajadores obtengan precios y condiciones especiales por adquirir los productos de su propia empresa. Quienes trabajan en una panificadora, por ejemplo, obtienen el pan a un precio especial, los empleados de las armadoras de autos compran los vehículos con descuentos y los empleados de banco obtienen préstamos a tasas de interés preferencial. Luz y Fuerza del Centro, que no tiene que preocuparse si pierde dinero porque los contribuyentes la subsidiamos, regala la electricidad a sus empleados. Estas prácticas están diseñadas para generar lealtad en los trabajadores y para permitirles conocer mejor los productos y servicios de su empresa.

Obligar a Wal-Mart a otorgar vales canjeables en tiendas de la competencia haría que se perdiera el beneficio del programa. La decisión de los ministros de la Segunda Sala, por lo tanto, podría estar empujando a la empresa a simplemente cancelar un beneficio a sus trabajadores. A los ministros, que ganan mucho, les da igual; pero para los trabajadores el golpe puede ser enorme.

Wal-Mart se ha convertido en blanco favorito de los activistas contra el capitalismo. Los beneficios para la economía y los consumidores mexicanos de esta empresa, sin embargo, han sido muy importantes. Wal-Mart entró al mercado nacional con márgenes de ganancia muy inferiores a la norma en nuestro país. Las cadenas de supermercados primero se quejaron, pero después reaccionaron. Algunas desaparecieron, como Carrefour y Gigante, pero otras, como Comercial Mexicana, Soriana y Chedraui, aceptaron el reto y se han vuelto más competitivas. Hoy los consumidores mexicanos gozan de mejores precios y productos gracias a esta creciente competencia.

Wal-Mart es el máximo empleador privado de nuestro país, con 155 mil “asociados”. Sus salarios y condiciones de trabajo son superiores a los del mercado. Por eso la empresa sigue atrayendo personal, a pesar de las críticas de quienes ven en ella un símbolo del odiado capitalismo.

La decisión de la Segunda Sala no expulsará a Wal-Mart del país, pero sí puede obligarla a eliminar un programa que beneficia a sus trabajadores. Es muy triste que en nuestro país sigan prevaleciendo leyes y criterios jurídicos populistas que al tratar, supuestamente, de proteger a los trabajadores sólo los castigan.

MALAS SUMAS

Entiendo la necesidad de Andrés Manuel López Obrador de confrontar al presidente Calderón, pero a veces llega a extremos lamentables. La Presidencia de la República ha gastado seguramente mucho dinero en su campaña de defensa de la reforma petrolera, pero ¿mil millones de pesos, como dice el perredista? Poco probable. El presupuesto total de la Presidencia en este 2008 es de apenas 1,666 millones de pesos. Más absurda es la afirmación de que este monto serviría para construir dos refinerías. Actualmente una refinería cuesta unos 10 mil millones de dólares o casi 100 mil millones de pesos. Parece que la aritmética no se le da a López Obrador.

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