Alejandro y Vicente Fernández siempre se han manifestado su amor, tan es así que se saludan con un beso. (Fotografía de Jam Media)
Además de sus historias familiares, papás e hijos cantantes comparten todo lo que les sucede en la música.
En este Día del Padre, ¿quién no recuerda la película Mi Querido Viejo, donde Vicente y Alejandro Fernández interpretan la canción con el mismo título?
Enternece la relación que llevan como padre e hijo. Y como ellos, otros artistas deben lidiar con su faceta de padres, ya que sus hijos aprovechan sus tablas para lanzarse en el medio del espectáculo. Claros ejemplos son Joan Sebastian y José Manuel Figueroa, Julio y Enrique Iglesias y Emmanuel y Alexander Acha.
Con estilo ranchero y fama de conquistadores, Vicente y Alejandro iniciaron sus carreras muy jóvenes.
Chente, a los 21 años debutó en escenarios de su tierra y en televisión con Raúl Velasco.
No quiere que pasen los años, pero “El Charro de Huentitán” muestra que Para Siempre (su más reciente disco), seguirá teniendo fuego en la sangre.
Hijo de tigre: siguiendo los pasos de su padre, Alejandro “El Potrillo” inició su carrera a los 18 años con el tema Amor de los Dos, junto a Chente.
Su primer gran éxito: Como Quien Pierde una Estrella, lo popularizó junto con Nube Viajera y Abrázame. Tal es el éxito de este “don Juan” de Guadalajara, que se declaró el 15 de septiembre como el Día Nacional de Alejandro Fernández en Estados Unidos.
El Rey del Jaripeo, Joan Sebastian, tiene una historia digna de contar: tras una larga lucha por triunfar y después contra el cáncer, alcanzó el éxito. Pero, ¿quién iba a pensar que el intérprete de Secreto de Amor quería ser sacerdote?
Y menos se esperaría de su retoño “expulsado del paraíso”. Pero al descubrir su vocación por la música, Joan se lanzó a tocar puertas. Si bien a José Manuel Figueroa no le ha costado trabajo incursionar como cantante, también hace su luchita.
Su carrera inició en 1995. Con su primer álbum vendió más de 300 mil copias, posteriormente lanzó Mala (1998), José Manuel Figueroa (1999) y el más reciente, A Caballo, con temas suyos, de José Alfredo Jiménez y del ídolo de Juliantla.
Ha causado polémica por sus diversos escándalos amorosos, y al parecer sigue bajo la sombra de su padre. Uno de los galanes indiscutibles es Julio Iglesias. En su larga trayectoria ha conquistado infinidad de corazones, al igual que su tercer hijo, Enrique.
El estilo romántico y melancólico de estos dos cantautores les ha dado fama mundial en épocas distintas, e incluso sus comienzos en esta carrera son diferentes:
El intérprete de Manuela y Gwendoline era futbolista, pero un fatal accidente lo dejó semiparalítico. Con esfuerzo y apoyo de su familia salió adelante, y lentamente descubrió su pasión por la música, el resto es historia.
Por el contrario, Enrique comenzó a escondidas de sus padres. Jugaba al trapecista y sin red. Con el seudónimo de Enrique Martínez consiguió un contrato con Fonovisa y grabó su primer disco.
Enamorado por Primera Vez, Nunca te Olvidaré, Bailamos y más, se han posicionado en los oídos de las mujeres de América Latina, Estados Unidos y Europa.
Otro de los papás que ha alcanzado el éxito y se mantiene en el gusto del público es el mexicano de raíces españolas y peruanas Emmanuel, con sus apasionadas y pegajosas melodías como La Chica de Humo, Con Olor a Hierba, Corazón de Melao y Tengo Mucho que Aprender de Ti (al parecer esta es la frase que su hijo Alexander le dedicaría a su padre, quien lo lleva de la mano por el camino de la música).
La herencia es indiscutible, el parecido físico y el tono de voz es similar, y convierten a Alexander Acha en una de las nuevas promesas de la música pop romántica en español.
¿Logrará tanto o más reconocimiento que su papá? Sólo el tiempo lo dirá.
