Los Vaqueros de Dallas están a punto de nueva cuenta quedarse a la orilla de la postemporada, a pesar de contar con grandes jugadores. (AP)
Pese a tenerlas por doquier, las estrellas no favorecen a los Vaqueros.
Estrellas, estrellas por doquier. Todo en los Vaqueros de Dallas tiene alguna relación con las estrellas. Es el símbolo impreso en su casco, mismo que aparece en el centro del terreno donde juegan (o jugaban) de locales. Otra estrella, con incrustaciones de diamantes, puede verse en la solapa del dueño del equipo Jerry Jones.
Y desde luego las estrellas están en toda la nómina del equipo. Por ejemplo, Tony Romo, el quarterback de conducta tímida pero conocido por su noviazgo con otra estrella. Ahí está Terrell Owens, quien desempeña el papel de héroe o de villano, pero quien siempre es el centro de atención.
Y también figura el jugador que se hace llamar “Pacman”, quien ocupa los titulares de la prensa más por una trifulca en un baño o por una lesión en el cuello que por lo hecho como cornerback.
Muchas estrellas. Pero los astros no necesariamente se han alineado de una forma que favorezca a los Vaqueros esta temporada.
Pese a tener a 13 jugadores electos para el Pro Bowl y a cosechar 13 triunfos el año pasado, Dallas ha llegado al final de una campaña de altibajos en una situación de ganar o morir el domingo en Filadelfia, tan sólo para llegar a los playoffs.
De caer, los Vaqueros estarán eliminados, el mismo resultado que tendrá por ejemplo el equipo más débil de la temporada, los Leones de Detroit, que son el hazmerreír de la NFL. La comparación podría sonar exagerada, pero fue hecha precisamente por el receptor Roy Williams, la estrella más reciente que ha llegado a la constelación de Dallas.
Williams llegó en octubre procedente de los Leones, que no han ganado en esta campaña, y soñaba con llegar a la postemporada por primera vez en su carrera. Ahora, teme que lo esperen otra vez varios meses de frustración.
Los compañeros “me hacen bromas sobre Detroit y su récord de 0-16, pero yo simplemente les contesto: ‘Si no ganamos este partido, todos estaremos en la misma categoría, veremos los playoffs por televisión la próxima semana”, relató Williams. “Todos comprendieron eso, que dio cierta perspectiva a nuestra temporada”.
Así, los Vaqueros necesitan cuatro triunfos en fila para llegar al Super Bowl y cinco para coronarse. Su mejor racha en lo que va de la campaña es de tres victorias seguidas.
Ello no quiere decir que la misión sea imposible. Tan sólo hay que recordar la forma en que se enracharon los Giants de Nueva York durante la postemporada anterior.
Ciertamente, Dallas tiene el talento para lograrlo. De lo contrario no estaría con vida después de todas las lesiones y disputas internas por las que ha pasado.
De hecho, los Vaqueros han jugado mejor en los partidos donde tenían que ganar para sobrevivir. Derrotaron a Tampa Bay sin Romo, un triunfo que podría marcar la diferencia en los criterios de desempate con los Buccaneers. Se impusieron a Washington en el regreso de Romo, evitando quedar en una foja de 5-5.
Se recuperaron de una derrota dolorosa en Pittsburgh y doblegaron a los Gigantes. Una derrota en Baltimore, el sábado anterior, pudo haber eliminado a los Vaqueros, pero los resultados de hoy los resucitaron. Ahora, si ganan estarán adentro.
Pero persiste la pregunta: ¿Aún si derrotan a las Eagles, podrán hacer que sus estrellas sigan brillando en febrero?
Titanes no descansarán en último duelo
A los Titanes de Tennessee sólo les falta conseguir algo en la temporada regular: la mejor foja en 49 años de historia de la franquicia.
Han amarrado ya el título de la División Sur de la Conferencia Americana, junto con el descanso en la primera ronda de los playoffs. También tienen la ventaja de locales para la postemporada, que conquistaron el domingo al derrotar por 31-14 a los Acereros de Pittsburgh.
¿Qué queda entonces en un partido donde no parece haber nada en juego para el primer lugar de la Americana o para los Potros de Indianápolis, que se han embolsado ya el puesto de quintos preclasificados? Para el entrenador de Tennessee, Jeff Fisher, lo que queda es buscar el triunfo para los Titanes, el equipo con la mejor foja de la NFL (13-2).
“Uno juega estos partidos para ganar”, dijo Fisher ayer. “Nunca entra uno al terreno sin esperar que hará todo lo que pueda para llevarse el triunfo. Esa es la prioridad esta semana”.
Es la tercera vez que la franquicia gana 13 partidos en una campaña, y todas esas ocasiones se han presentado desde 1999 y bajo las órdenes de Fisher. Un triunfo el domingo pondrá a los Titanes 14-2 y les asegurará el mejor récord de la NFL.
¿Cuál ha sido la única concesión para los jugadores en esta semana? No entrenaron el día de Navidad. Pero el safety Vincent Fuller dijo que concluir la campaña regular con un triunfo es importante.
“Simplemente significa algo para todos. Somos un equipo y trataremos de vencer a los Potros. Es un rival de la misma división... Los dos equipos están en los playoffs pero ambos queremos ganar. Vamos a tratar de conseguir esa meta”, dijo Fuller.
Los Titanes saben ya que no contarán con el tackle defensivo Albert Haynesworth, electo para el Pro Bowl, debido a un esguince de la rodilla izquierda, ni con el defensive end Kyle Vanden Bosch, quien se recupera de una cirugía menor en una ingle.
Podrían carecer también del centro del Pro Bowl, Kevin Mawae, quien se lastimó el codo derecho en el último cuarto ante Pittsburgh. Fisher dijo que se realizan algunos análisis y que le preocupa el que Mawae no pueda enfrentar a los Potros.
Además, el defensive end Jevon Kearse sufrió una conmoción cerebral y el tackle Tony Brown se lastimó un tobillo.
Estos equipos se enfrentaron en el final de la temporada regular del 2007. Indianápolis había garantizado ya el descanso en la primera ronda de los playoffs, y sacó del terreno a Payton Manning y a varios titulares.
Los Titanes necesitaban el triunfo para obtener el último puesto de comodín y jugaron para ganar.
Ahora, dicen que volverán a hacerlo.