PROFUNDA HERIDA “El hecho de que el Gobierno mexicano no haya establecido la verdad de lo sucedido la noche del 2 de octubre de 1968 ha dejado en la sociedad mexicana una profunda herida que sólo se curará cuando los hechos se desvelen del todo”. KERRIE HOWARD, DIRECTORA ADJUNTA DEL PROGRAMA PARA AMÉRICA DE AI
Sólo 8% de los mexicanos asocia el movimiento del 68 con elementos positivos.
Una constante de la opinión pública en México y en otros países es el bajo nivel de información de la ciudadanía y su escaso interés por los asuntos públicos. Por ello, a 40 años del movimiento estudiantil de 1968, ¿qué se recuerda de él?, ¿quiénes lo recuerdan?, ¿a quién se responsabiliza por la masacre?
Destaca en primer lugar que dos de cada tres mexicanos (64%) relaciona la fecha del dos de octubre de 1968 con el movimiento estudiantil o con la represión a estudiantes. Este es un claro indicador de que tanto la fecha como el año ya son parte integral del imaginario político nacional. A pesar de que el movimiento estuvo localizado primordialmente en la capital del país, la mayoría de los mexicanos lo tiene como referente.
Como es previsible, el conocimiento sobre el dos de octubre de 1968 es mayor entre los universitarios (98% de conocimiento), entre las personas de mayor edad (62% en personas de 45 años o más), entre los habitantes de zonas urbanas (73%) y entre los varones (70%). El perfil sociodemográfico de quienes ignoran lo que ocurrió hace 40 años es, en términos generales, el siguiente: jóvenes, del sexo femenino, que habitan en la zona rural y que sólo cuentan con educación primaria.
El movimiento del 68 es un parteaguas en la vida política del país. Muchos analistas y académicos lo catalogan como detonador de nuestra transición democrática. Sin embargo, cuando piensan en el movimiento del 68, sólo 8% de los mexicanos lo asocia con elementos positivos. La mayoría (57%) lo ubica como un fenómeno negativo por el simple hecho de la represión estudiantil.
En otras palabras, la población piensa más en el evento en sí que en los cambios que propició el movimiento estudiantil.
Sólo los universitarios tienden a concentrarse más en las consecuencias del movimiento estudiantil que en la represión misma, pero aun entre ellos predomina la visión negativa sobre la positiva (65 a 28 por ciento).
A cuarenta años del 68, resulta también importante conocer quiénes son los héroes y villanos de la historia del movimiento.
Los resultados de la encuesta arrojan dos datos importantes.
Primero, por lo menos la mitad de la población (55%) identifica espontáneamente a un responsable de la represión, ya sea por nombre o genéricamente. Segundo, se responsabiliza por la represión estudiantil a Gustavo Díaz Ordaz (20%), al Gobierno (17%), a Luis Echeverría (8%) y al Ejército (4%). De hecho, Díaz Ordaz y Echeverría son dos villanos de la opinión pública mexicana: sólo cuentan con 6 y 7 por ciento de opiniones positivas respectivamente, mientras que predominan las opiniones negativas sobre sus personas (29 y 37 por ciento).
Si la historia la escriben los vencedores, es claro que los derrotados fueron las autoridades mexicanas, en especial Díaz Ordaz y Echeverría. La opinión pública los ha condenado. Los ex presidentes ganaron en el corto plazo, pero perdieron a la larga.
En conclusión, la famosa frase “2 de octubre no se olvida” es más que retórica política: la población asocia claramente a esta fecha con el movimiento estudiantil y con los trágicos eventos que ocurrieron.
A pesar del tiempo transcurrido, las nuevas generaciones, en especial los universitarios y los citadinos, han sido socializadas en la cultura del 2 de octubre. La prueba más contundente del éxito de esta socialización es que tanto panistas como priistas y perredistas consideran al 2 de octubre de 1968 como un evento imperdonable que nunca ha de repetirse.
Demanda AI nueva investigación
A cuatro décadas de la matanza de Tlatelolco, Amnistía Internacional urgió al Gobierno de Felipe Calderón a que realice una nueva investigación sobre los hechos, que abra todos los archivos y registros de lo ocurrido el 2 de octubre de 1968, a fin de que “establezca de una vez por todas la verdad sobre la masacre” y se lleve a los responsables ante la justicia.
En un comunicado, Kerrie Howard, directora adjunta del Programa para América de Amnistía Internacional consideró que “el Gobierno del presidente Calderón ha guardado silencio sobre este oscuro capítulo de la historia de México”.
Por ello, indicó que “instamos a este Gobierno a que abra todos los archivos y registros pertinentes, lleve a cabo una investigación nueva e independiente, y elimine los obstáculos que impiden que los responsables de este terrible crimen sean llevados ante la justicia.”
De acuerdo con la representante del organismo internacional “el hecho de que el Gobierno mexicano no haya establecido la verdad de lo sucedido la noche del 2 de octubre de 1968 ha dejado en la sociedad mexicana una profunda herida que sólo se curará cuando los hechos se desvelen del todo, cuando se lleve a los responsables ante la justicia y cuando se proporcione reparación a las víctimas y sus familias”.
En su comunicado, Amnistía Internacional asegura que a pesar de que han transcurrido 40 años de la matanza perpetrada en la Plaza de las Tres Culturas, “el Gobierno mexicano sigue sin dar respuesta a las cuestiones que rodean aquella masacre”.