Durango

Vence a la adversidad y piensa en gobernar

Máximo Gámiz Parral comparte una parte de su vida.

Máximo Gámiz Parral comparte una parte de su vida.

Cuidadosamente bajó las escaleras, sus pasos eran callados, tal vez por sus cómodas pantuflas. El rostro de Máximo Netzahualcóyotl Gámiz Parral se mostró contento cuando recibió la visita de El Siglo de Durango, luego de que le avisaran de la llegada de los reporteros.

- ¡Buenas tardes!-, dijo. -Ustedes me dicen por dónde empezamos, por lo pronto les tengo listos los libros que he publicado, aquí en la mesa están acomodados-.

32 obras son en las que ha participado, 19 como autor único, nueve como coautor y cuatro de compilador y coordinador. Los temas van desde historia y temas generales, hasta de carácter jurídico, administrativo y por supuesto legislativo.

- Aquí tengo, por ejemplo, “Derecho Constitucional y Administrativo en las Entidades Federativas”, con éste presenté mi tesis de doctorado y obtuve mención honorífica por la UNAM, luego les cedí mis derechos y lo publicaron. Lleva tres ediciones-.

- “La Enciclopedia Jurídica Mexicana” la editó la UNAM y Porrúa, actualmente se está transcribiendo al inglés y francés. “La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Comentada”, lleva nueve ediciones. Y “Lo que Todo Mexicano debe Saber sobre Derecho” es usado en el Tec de Monterrey y en la Facultad de Derecho como libro de cabecera-.

Subimos a su oficina muy despacio, porque su estado de salud es delicado. Aunque ya derrotó el cáncer que le apareció en 2004 después de seis quimioterapias, así como la insuficiencia renal que lo acercó a la muerte, y ahora la lesión en el hígado a consecuencia de los medicamentos y largos tratamientos, su optimismo en lugar de acortarse, se alarga, tiene deseos de compartir lo que sabe, de estar vigente, de ser visitado, de estar vivo...

Doctor, ¿por todos sus conocimientos se ha dedicado a la docencia, verdad?

He dado clases en la especialidad de Poder Ejecutivo, Técnicas Legislativas y Filosofía Política para doctorados. Ofrecí posgrados en la UNAM. Pero también he dedicado mucho de mi vida para las investigaciones, especialmente en la UNAM y en la Facultad de Derecho.

¿Por tal motivo ha tenido infinidad de distinciones?

Recibí los nombramientos de “Investigador Nacional nivel II”, “Administrador del Año”, fui designado por todas las escuelas de Derecho y facultades públicas y privadas al “Premio Nacional a la Investigación Jurídica” en 2004 en el Estado de México, ahí me dieron una medalla de oro de 14 quilates, además de un estímulo en efectivo y la constancia. El más reciente es un reconocimiento por la UJED por mi trayectoria como investigador y escritor, además de mi participación en la educación universitaria en Durango el 24 de octubre de 2007, ente otros más.

¿Dónde inicia su amor por la lectura?

Soy un amante de los libros. Mi papá Máximo Gámiz Fernández, siendo Diputado Federal en 1954, murió en un accidente en auto de fractura de cráneo, todavía creo que fue provocado porque los birlos estaban flojos. Yo tenía 14 años y nuestra situación a partir de este hecho fue complicándose. Mi madre Alicia Parral viuda de Gámiz por todos los medios logró que yo estudiara y aprendiera de lo que mi papá nos dejó.

Fue una dura realidad...

Nuestra situación económica fue difícil, me dedique a enderezar coches, mientras estudiaba la Preparatoria Nocturna. Mi experiencia con los autos de metal era enderezarlos, el primero que arreglé me quedó chueco (se ríe), pero luego mejoré.

Más tarde Mi tío Melchor (Parral) me pidió que le ayudara a litigar y a los 18 años pensé que era la mejor opción.

¿Cambiaron sus planes?

Mi papá fue benévolo, en aquel entonces yo quería ser Ingeniero Mecánico Electricista, pero fue imposible. Estudié secundaria en el ITD y tuve que cambiar de carrera, ya que las posibilidades no lo permitieron. La verdad es que sí me quedé con las ganas de hacer realidad mis sueños, pero aun así me fue gustando la litigada, gracias a lo que pude ver con mi padre y a las enseñanzas de mis maestros, entre ellos Mariano Cuéllar.

Cuando me decidí por el Derecho, pensaba siempre en tener elementos para defender a la gente pobre, tal y como mi papá le podía esta parte de sentido social. Empecé a practicar ya en el bufete en 1959.

¿De cuál litigio tiene más recuerdos?

Mi tío Melchor se fue de vacaciones y me quedé de encargado. La familia Espino tuvo un problema, pero en la ciudad de Torreón y buscaron nuestros servicios, al ver que no estaba mi tío, pues le entré yo, con mis reservas y miedos, pues a mis 22 años era el primer caso federal al que me enfrentaba. Hice el viaje y busqué al juez, luego de estudiar el caso; las secretarias se reían de mí porque me veían muy niño. El juez se dirigía conmigo como Licenciado, y yo me sentía grandote... Pero logré sacarlo. Comimos allá, y de regreso sólo pensaba ¿cuánto le cobraré?, pues a su mamá le dije: ‘Por ser para usted son cinco mil pesos, me los entregaron en efectivo y cuando mi tío se dio cuenta, sólo me dijo: ‘Debiste haber ganado 30 mil’.

¿Cómo le gustó la política?

Con el boxeador Otto Martínez, mi gran amigo, hicimos una planilla en las elecciones internas en Derecho y aunque perdimos, eso me permitió tomarle más sabor a esta práctica.

Nace el gusto por esta actividad...

No me gustaba ningún partido político, pero gracias a los consejos de doña Olga Arias, me empujó a tener mejores decisiones.

Por eso empecé como Subdirector del área juvenil en el PRI, cuando el director era Maximiliano Silerio y Gonzalo Salas fue el Presidente Estatal. Así fue como me di cuenta que era un campo propicio para desenvolverme en la política, ya que se necesitaba gente honesta. Luego fui Presidente Estatal del PRI, Presidente de la Legislatura, entre otros cargos.

¿Y vino la Presidencia Municipal?

De Derecho salí en 1964 y participé directamente en el partido, en 1974 fui nombrado Presidente Municipal de Durango, y ahí me di cuenta que toda persona que aspire a un cargo público necesita saber Administración, por lo que me inscribí en la FCA para estudiar la carrera, al tiempo que atendía mis obligaciones. Ahí me daba clases Juan Francisco Salazar, un joven que había sido mi alumno anteriormente, detalle que causaba rareza por el caso.

Me gustó ser Presidente, porque fue una experiencia cercana a la gubernatura, me dio satisfacciones muy especiales. Yo llegué a la Administración con 2.5 millones y cuando terminé entregué 36 millones, además del Parque Sahuatoba, el Auditorio Municipal y la Biblioteca Municipal, entre otros cosas.

¿Cuándo fue la ruptura con el PRI?

Yo fui propuesto desde 1986 por varias organizaciones para participar en la gubernatura de las elecciones de 1998. Hicimos lo conveniente y necesario, pero en el partido ya tenían previsto quién sería el candidato. Yo lo pedí, lo exigí, pero el presidente Ernesto Zedillo ya lo tenía resuelto.

Tiempo después muchos dirigentes del PRD me proponen unirme a ellos y participar en las elecciones, luego de muchas pláticas y convenios acepté el ofrecimiento.

Realmente deseo generar más fuentes de empleo y la regla es no robar y ser eficiente. La gente me ubica como perredista, pero en realidad soy un político que desea cumplir sus metas.

Cuándo una persona vota, ¿en qué debe pensar?

Si la gente se fijara cuando elige, debería hacer un análisis, primero de los partidos políticos, y por supuesto en cada candidato, conocer su trayectoria administrativa, ya que va a representar los intereses públicos de la población.

¿Cómo define su personalidad?

Soy calculador. Creo que es importante, porque el que no analiza lo más seguro es que se equivoque. Cualquier circunstancia de conflicto requiere pensar como en el ajedrez, dos pasos adelante. Así me gusta proceder.

¿Qué hay de su vida familiar?

Quería casarme cuando tuviera recursos para mantener una familia, y después de algunas experiencias de trabajo al lado de mi novia María Teresa Centeno (ahora de Gámiz) y cuando tuve mi casita en 1967 decidí que era el momento ideal, ahora tenemos más de 40 años de casados y procreamos cinco hijos: Máximo (f), Xóchitl, Citlally, Cuitláhuac y Xiconténcatl. Todos con nombres de origen indígena, porque somos muy afectos y de arraigo a estas culturas.

¿Qué le falta lograr?

Me falta la gubernatura, aún la tengo en el horno, no se me quita la idea hasta que muera...

Preguntas rápidas

Mejor libro: Los de Reyes Heroles. (Pensativo) Pero mío es muy difícil, pues el último, ya eché a perder el papel. (Su actual libro es: “Entretelones de la Política en Provincia”, que es una autobiografía presentada en reciente fecha y disponible en las librerías).

Mejor momento: Yo sustento la tesis de pensar en lo bueno, en no atacar a menos que haya un ataque previo del otro lado, así que vivo siempre bien.

Mejor amigo: Son muchos, recientemente tuve una comida y acudieron 117. Son muy queridos y cercanos y forman parte de mi lista de distintas épocas.

Su mejor catedrático: Lic. Juan Francisco Gurrola de la UJED. Del posgrado de la UNAM (mira al cielo y piensa) Jorge Viker, Fix Zamudio.

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