Los edulcorantes son una buena opción para personas que únicamente quieren evitar los kilos de más.
El sabor dulce es auténticamente encantador, se puede decir que gusta a todo mundo, lo mismo a niños que adultos, hombres y mujeres.
La idea de que los edulcorantes son una amenaza para la salud es un mito, una leyenda urbana que vale la pena contrastar con la realidad.
El azúcar es un dolor de cabeza para mucha gente, ya sea porque teme acumular kilos o romper dietas, que siguen lo mismo por razones estéticas o de salud.
La aparición de sustitutos del azúcar significó una gran noticia para incontables personas, pero también fue motivo del surgimiento de versiones sobre supuestos efectos dañinos para la salud.
Dulce diferencia
De acuerdo con la nutrióloga Rosa María Cristo Atristáin, los edulcorantes son aditivos que dan sabor dulce a los alimentos, simplemente son sustitutos del azúcar, pero no contienen las azucaradas calorías.
Los expertos dicen que se clasifican por la intensidad de su poder edulcorante: intensos (acesulfame K, ciclamato, taumatina, aspartame y sacarina) y de volumen (sorbitol, manitol, xilitol, maltitol e isomalt).
En tiempos recientes han ganado fama, pero se emplean en México desde hace más de 20 años. Los productores de alimentos los agregan a ciertos productos para sustituir el azúcar y darles un sabor dulce, pero sin elevar la glucosa en la sangre ni aportar calorías.
La nutrióloga sostiene que “ayudan a manejar problemas como diabetes y obesidad, son una herramienta porque endulzan, realzan los sabores y dan mejor gusto a los alimentos”.
Los estudios médicos dicen que se metabolizan en el organismo humano y se eliminan de igual manera que los alimentos.
Las pruebas realizadas para avalar el consumo seguro de productos con aspartame han incluido niños y mujeres embarazadas.
No se ha encontrado evidencia de que sean nocivos. No se recomienda en la infancia y adolescencia porque son etapas de crecimiento y por ello algunos médicos aconsejan aumentar el consumo diario de la ingesta de calorías naturales diarias y evitar los edulcorantes o productos light con el fin de no disminuir la cantidad de calorías en la dieta, sino por el contrario, consumir con medida azúcar, miel y frutas para obtener ese extra calórico.
Pero en un niño con un problema de obesidad, dice Cristo Atristáin, “por supuesto que se le puede dar y con esto se le ayuda en su control de peso, además de que no producen caries”.
¿Héroes o villanos? Los edulcorantes son una buena opción para pacientes con diabetes, hipoglucemia, sobrepeso y obesidad, así como para personas que únicamente quieren evitar los kilos de más.
La nutrióloga nos cuenta que su consumo habitual no es nocivo para la salud y agrega que no hay estudios científicos realizados en humanos que avalen el daño que supuestamente pueden causar al organismo.
“En México, la ingesta diaria admisible es de 40 miligramos de aditivo por kilogramo de peso al día”, cantidad que proporciona el 100% de margen de seguridad.
Existe la falsa creencias de que dañan el hígado, pero en realidad no es así. La especialista sostiene que en el caso del aspartame, se trata de la unión de dos aminoácidos (ácido aspártico y fenilalanina), que se encuentran también en las proteínas de la carne, pollo, pescado, queso y leche por lo que se metaboliza al igual que todas las proteínas de origen animal y no daña el hígado.
