A los funcionarios del área de seguridad del Gobierno del Estado les encanta pontificar sobre los problemas de seguridad en Torreón y ni siquiera se molestan en ver sus propios aparatos en el sistema de procuración de justicia que es el que realmente afecta al ciudadano de a pie. Nuestros subagentes disfrazados de abogados comentan el desorden que existe en la delegación de la Procuraduría de Justicia del Estado en La Laguna. Ya nadie que acude a esas oficinas, que comanda Carlos Centeno, tiene la esperanza de que le resuelvan su caso. No es sólo el hecho de que se tardan horas en que les levanten una denuncia, sino que, en el caso de delitos como robo, los agentes del Ministerio Público tardan hasta tres semanas en presentarse para hacer el primer peritaje. La Procu teje una red de corrupción y protección, en la que es imposible avanzar sin dar “moche” y cuando ya se avanza, ha pasado tanto tiempo que el crimen queda sin resolver. La tirada parece ser el desalentar al ciudadano para que presente denuncias y, sin denuncias, poder presumir que en Coahuila bajan los índices delictivos. La delegación también parece estar a la venta, pues en un caso reciente, una de las partes involucradas en el litigio de un terreno, invadió el predio usando ¡policías ministeriales! La situación no es más alentadora para los que pueden jalar alguna palanca en la peronera capital, pues en la delegación se pasan por el arco del triunfo cualquier instrucción del procu Jesús Torres Charles, ya que aquí manejan un feudo particular que, por intereses de camarillas políticas, se llevan entre las patas la confianza del ciudadano en el sistema de justicia. ¿Por qué el gober Humberto Moreira tolera esta estructura? Es una pregunta que se hacen muchos por acá. No estaría mal que el propio don Jesús y los secretarios Homero Ramos y Fausto Destenave tomen esto en cuenta la próxima vez que lamenten que en Torreón la seguridad está de la patada y recuerden aquello de la viga en el ojo propio.
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Igual y como acostumbran hacer los funcionarios con la obra pública, en el Cabildo de Torreón ya le agarraron gusto a eso de los “ajustes de tiempo” para justificar los retrasos. Ahora los regidores se recetaron dos meses más para analizar si abren a licitación la concesión del servicio de limpieza o si le renuevan el contrato a PASA por quince años más. Según los regidores, necesitan más tiempo para el análisis aunque nuestros subagentes infiltrados en la Presidencia Municipal comentan que la propuesta de PASA está en la mesa desde diciembre y la que hizo su competidora Proterra fue presentada al alcalde José Ángel Pérez hace un par de semanas, pero sólo hace un par de días empezó a circular entre los regidores. Las malas lenguas sospechan algo raro pues PASA pidió una extensión de quince días para afinar su oferta para que le renueven el contrato, así que la prórroga de dos meses le viene como anillo al dedo, más ahora que Proterra ya abrió sus cartas. El retraso puede ser benéfico si ambas empresas empiezan una guerra de ofertas, pero no si inician otro tipo de guerra, pues abren la puerta a que PASA y Proterra, que luchan batallas encarnizadas en cualquier lugar que se enfrentan, empiecen a hacer travesuras y el proceso termina igual que en Gómez Palacio, donde volaron acusaciones de arreglos en lo oscurito. Se comenta que don José Ángel quiere que la cosa se haga lo más transparente posible y los “ipecos” empujan para que se abra la licitación. O sea que nomás es cuestión de que don José Ángel tire línea por la transparencia a los regidores... y que le hagan caso.
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Como se sabe, la Secretaría de la Función Pública ya limpió de cualquier culpa por la construcción del DVR al ex secretario de Obras Públicas, Jorge Viesca, argumentando que no estuvo involucrado directamente en la construcción del malogrado distribuidor. Nuestros subagentes comentan que las huestes del secretario Ismael Ramos Flores de plano vieron que no tenían elementos para abrir una averiguación contra don Jorge, por lo que ahí murió la cosa, aunque no se han disipado las sospechas de que hubo un arreglo con don Jorge, con el ex gober Enrique Martínez, o con ambos. El problema es que hasta ahora nadie ha sido señalado como responsable, excepto el ex director de Caminos, Manuel Gómez Parra, que se parece cada vez más al clásico chivo expiatorio. Don Ismael declara de lo más quitado de la pena que van a hacer que don Manuel y las empresas involucradas reparen el daño, pero la investigación contra la diseñadora, constructora y supervisora del DVR avanza más lenta que una obra del Municipio de Torreón, que ya es decir. O del Gobierno del Estado, que para el caso es lo mismo, pues ya llegan reportes de que, para no perder la costumbre, la demolición del DVR tardará un mes más. En la vicegubernatura de Desarrollo Regional han de pensar que, como llevan casi dos años arrastrando el asunto, un mes no es nada. La cuestión es que no quieren admitir que la burocracia corre bastante lenta y como no tienen muy claro eso de la rendición de cuentas, pues no hay problema, ya que siguen cobrando en la sagrada nómina sin hacer esfuerzos que al parecer, dicen, es lo único que les importa.
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Hay turbulencia en el comité municipal del PAN, que dirige el regidor Manuel Villegas y en donde renunciaron once de dieciséis miembros del comité que ya no toleran al regidor consentido del alcalde José Ángel Pérez. Hay que notar que los renunciantes, encabezados por el secretario general Jorge Handam, son parte del grupo del senador y primer compadre Guillermo Anaya y que traen pleito casado con el ala de don José Ángel. La cosa se puso tensa porque el PAN local no ha logrado la renovación de su comité, pues cuando lo intentaron hacer, tras la elección de don Manuel como presidente, hicieron mal el procedimiento y tuvieron que darle para atrás. El mandamás (es un decir) del PAN en el Estado, Jesús Flores Morfín, ni se enteró de la renuncia hasta que sucedió y luego salió a decir que no hay problema, que no pasa nada, pues el comité se renovará pronto. Don Manuel, por su parte, quiso explicar la situación en una entrevista con GREM, pero cantinfleó bonito durante diez minutos y no se le entendió nada. El problema para el PAN es que estas divisiones internas no ayudan nada para la encarnizada lucha electoral que se avecina en octubre. Claro que es preferible un partido que tenga diversidad y debate hacia adentro a uno completamente robotizado alrededor de una figura, como ocurre en el PRI de Rubén Moreira, pero las luchas internas dentro del PAN van más allá del simple debate a una pelea por el poder que en nada ayuda a hacer del blanquiazul un contrapeso efectivo frente al tricolor.
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Si Kafka viviera en Gómez Palacio nunca se le hubiera ocurrido poner un motel llamado “La Siesta” al lado de la Presidencia Municipal. El motel se hizo célebre el jueves por el mega-operativo montado contra unos vendedores de electrodomésticos a los que la Policía confundió con secuestradores. En una acción peliculesca, llegaron tumbando puertas y a uno de los detenidos hasta lo sacaron del baño. La conmoción que invadió la Presidencia de Gómez apenas se disipaba, cuando el viernes una amenaza de bomba obligó a evacuar el edificio, la quinta amenaza en dos semanas en La Laguna, lo cual confirma que todos andamos con los pelos de punta y la paranoia a todo lo que da. Mientras tanto, los vendedores-presuntos secuestradores se llevaron el susto de su vida y terminaron con el clásico “usted disculpe”. Si ésa es la labor de Inteligencia de las corporaciones policiacas, mejor nos encomendamos a la Virgen de Guadalupe, porque va a tener que intervenir antes de que hagan una más gorda que pudiera traer consecuencias graves para los ciudadanos.
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