Nuestros subagentes disfrazados de militantes del PAN reportan que al interior del Comité Municipal que comanda Manuel Villegas, regidor consentido del alcalde José Ángel Pérez, se discute ampliar la sinergia que tiene el comité panista con el Gobierno Municipal. Anda el rumor de que se propone que el Cabildo de Torreón le aumente el sueldo a los directores de área del Municipio así como al segundo nivel de subdirectores y jefes de departamento. La propuesta no tiene como objetivo que el Municipio atraiga y pague bien a los mejores talentos para administrar la ciudad, eso sería un lujo. En realidad, el objetivo es que el aumento sirva para que los afortunados burócratas tengan un dinerito extra para que lo donen al partido, voluntariamente a fuerzas, en gratitud por el hueso. La forma de pasar esto por el Cabildo sin que nadie se dé cuenta es lo que tiene ahora atorado el plan, según se comenta por ahí, pues la idea no ha trascendido más allá del comité y nadie en la Presidencia Municipal ha tocado el tema. La movida está tomada del manual de operación política del PRI, que históricamente ha obligado a sus militantes a pagar un diezmo al partidazo, una costumbre que está vigente, por ejemplo, en el “Gobierno de la gente”. De modo que ésta es otra de las maneras como el PAN transforma Torreón.
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El que anduvo por estas tierras el fin de semana pasado fue el hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, para festejar el cumpleaños del líder del sector popular (CNOP) del tricolor en Torreón, Samuel González, que cada año se organiza buena pachanga en su feudo del mercado Madero el cual, por cierto, tiene años sin pagar el agua, gracias a la influencia (por ponerlo de una forma) que don Samuel tiene en el Municipio, aún cuando lo gobierna el PAN. Don Rubén trae en la cabeza el objetivo de ganar en Torreón el carro completo en la elección de octubre y para eso necesita a don Samuel como una pieza clave no sólo en la operación electoral, sino también en la confrontación con los blanquiazules que gobiernan la ciudad. Por eso, para poner un ejemplo, no pasó desapercibido para nuestros subagentes que venden discos piratas, los conspicuos logotipos del PRI y la CNOP en el membrete de la interesante cartita que mandó la agrupación de vendedores ambulantes al Ayuntamiento de Torreón en la que, en pocas palabras, les mandan por un tubo la propuesta de reubicarlos a módulos en las nuevas zonas peatonales de la Cepeda y Valdés Carrillo, que el Municipio vende como la opción para reactivar el Centro Histórico. En el membrete aparece incluso el nombre de don Samuel, como asesor del grupo, cuyo nombre se omite pues es más largo que la cola de un dinosaurio. Moviéndose tras bambalinas, don Samuel anda con la esperanza de sacarle ventaja política al asunto y, con la negociación entrampada, lo peor que puede pasar es que éste se vuelva un asunto de partidos. Nuestros subagentes comentan que la oposición de los ambulantes está difícil de superar por las buenas, de modo que el alcalde José Ángel Pérez tendrá que probar si es capaz de medidas enérgicas como las que se han aventado otros alcaldes del país. Ya bastantes problemas tiene el Municipio con el comercio organizado, que no se puede quitar la idea de que la autoridad privilegia y consiente más al comercio informal que al establecido.
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Entre las lecturas de fin de semana de los alcaldes José Ángel Pérez, Ricardo Rebollo y Carlos Aguilera, estuvo el mamotreto que mandó la Secretaría de Hacienda con las reglas de operación para la famosa Zona Metropolitana. Ojalá lo hayan leído completo, pues ahí vienen varias cosas interesantes como el detalle de que los estados serán los encargados de manejar los recursos del fondo. Al parecer, a los ediles les parece de maravilla tal disposición, a pesar de que don José Ángel, antes de que se publicaran las reglas, había declarado que dejar el manejo en manos de los estados sería “un error”. Del lado de Durango no habrá problema, pues se sabe que el gober Ismael Hernández Deras tiene bien sintonizados a don Ricardo y don Carlos. Tampoco en Matamoros habrá bronca, pues el alcalde Raúl Onofre toma sus dictados en el Palacio Rosa. En Torreón está el detalle, sobre todo porque varias de las subsecretarías que tienen asiento en el Comité Técnico que manejará el Fideicomiso (como Gobierno, Obras Públicas y Desarrollo Social) dependen de la vicegubernatura de Desarrollo Regional, de modo que Eduardo Olmos tendrá las manos metidas, al menos hasta que se vaya de diputado, y ya sabemos lo que sucede cuando don Lalo y don José Ángel se meten en el mismo costal. A final de cuentas, ojalá que Humberto Moreira e Ismael Hernández Deras, que tanto critican el centralismo de la Federación, no vayan a caer en la misma práctica y quieran dictar desde Saltillo y Durango lo que se tiene que hacer en La Laguna. (Si los alcaldes no han podido identificar en cinco meses las prioridades de la región, los gobernadores menos le van a saber a ese cuento.) Por lo pronto, el gober Moreira ya dijo que en “una encerrona” arreglan todo. O sea, casi como Vicente Fox quiso arreglar Chiapas: “en quince minutos”.
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Desde la capirucha del esmog nuestros subagentes reportan que Juan Antonio García Villa dejó el cargo de director de la Comisión Federal para los Riesgos Sanitarios (Cofepris). A pesar de que la noticia apenas se manejó ayer, don Juan Antonio dejó el cargo hace diez días. Las razones que se manejan son tres, hasta ahora. La primera es que dejó el cargo por motivos de salud, aunque ya se sabe que esto es lo que siempre dicen los funcionarios que salen inesperadamente. La segunda es que se estaba poniendo grueso el caso de Zhenli Ye Gon, el inmigrante chino que importaba ilegalmente seudoefedrina y guardaba los dólares en la sala de su casa. Como se recuerda, la Cofepris está en medio del embrollo pues es la instancia que autoriza la importación del precursor químico, y aunque don Juan Antonio no tenía esa chamba cuando don Zhenli andaba haciendo sus travesuras, en el Gobierno Federal parece ser que no confían en que maneje el caso como se debe. La tercera es que el panista coahuilense brincaría a otro hueso federal, aunque por ahora no se ha manejado nada en ese sentido. Por lo tanto, don Juan Antonio tendrá tiempo de sobra para venirse a la grilla blanquiazul en Coahuila, donde todavía controla algunos cotos de poder que son codiciados por los aspirinos a la gubernatura, como el alcalde José Ángel Pérez o el primer compadre Guillermo Anaya. En círculos panistas se comenta también que don Juan Antonio es el único capaz de poner en orden al jefazo panista en Coahuila, Jesús Flores Morfín, que de plano no ha podido armar una estrategia frente a tanta tribu.
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Hablando de don José Ángel y don Memo, nuestros subagentes disfrazados de meseros en reciente evento social notaron que el alcalde y su antecesor apenas se saludaron en el bautizo de la hija del Embajador en España, Jorge Zermeño, el sábado pasado. Muy civilizados ambos, pero terminaron sentándose en mesas opuestas y apenas se dirigieron la palabra. Don Jorge buscó hacer un evento discreto, nada de andar invitando al Presidente de la República al bautizo, como hacen otros panistas, pero la grilla fue inevitable en el convivio donde se resaltó la fragmentación que existe en el panismo local. Por cierto en eso de invitar al Presidente de padrino, cabe recordar aquello de “el que pega primero, pega dos veces”.
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