El alcalde Carlos Aguilera nunca apareció para dar una versión de lo sucedido o, al menos, tranquilizar a la población. Prefirió no dar declaraciones, como si eso fuera una opción, y dejar todo en manos del Gobierno de Durango. Éste, por su parte, tiene una nueva política, en la que la Secretaría de Gobierno es la única autorizada para dar información, pero al parecer los muchachos del gober Ismael Hernández Deras contrataron al “inspector Clouseau” para redactar los boletines, porque el que soltaron el lunes estaba plagado de errores. Para empezar, informaron que fue un policía el que murió en un enfrentamiento en el Periférico y tres los muertos en el ataque posterior en la comandancia policiaca, cuando en realidad fueron dos muertos en cada lugar. No sólo eso, sino que el policía que el Gobierno de Durango identificó como muerto en el Periférico en realidad murió en el ataque a la comandancia, y dos de los que identificaron como caídos en la comandancia en realidad murieron en el Periférico. Además, le fallaron a la hora de los hechos como por media hora. El pánico que vivió Lerdo se esparció por toda la Comarca y ayudó a varios maleantes pues mientras las corporaciones policiacas estaban en alerta ante los sucesos del Centro de Lerdo, en varias partes de la Comarca se reportaron robos, sobre todo de vehículos. Es claro que los gobiernos estatales deben dejar de culpar a la Federación para escurrir el bulto y asumir la responsabilidad que les toca en el deterioro de la seguridad. El Gobierno de Coahuila no puede asumir tranquilamente que como esto pasó en Durango, ellos no tienen responsabilidad, pues este asunto no respeta fronteras. Mientras tanto la Policía lerdense se fue a huelga, con lo que Lerdo sigue los pasos de sus ciudades hermanas, pues Torreón y Gómez Palacio ya vivieron situaciones similares. Al parecer, esto es a lo que se refiere el Gobierno cuando habla de “unificación de criterios”.
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Al parecer ya quedaron las cosas planchadas en la selección de candidatos del PRI a diputados locales en Torreón, que se había retrasado porque el hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, prefirió arreglar primero la peronera capital y el resto del estado. Hasta ahora no se asigna distrito a los nombres, aunque nuestros subagentes pudieron conectar algunas piezas y concluyen que: el vicegobernador Eduardo Olmos va por el 12; la delegada del Icojuve, Verónica Martínez, contenderá por el 10, y al subvicegobernador de Turismo, Jaime Russek, le dejaron el 9, que es el más difícil para el tricolor. En cuanto al resto, dos rumores tomaron fuerza en los últimos días para completar el quinteto: el ex alcalde Salomón Juan Marcos para el distrito 8, y el subvicegobernador de Desarrollo Regional, Salvador Hernández Vélez, para el 11 que también está complicado. Al parecer, el ex alcalde Carlos Román Cepeda se cayó del caballo, según esto porque quiso escoger el distrito por el cual lanzarse, lo que no fue bien recibido en las altas jerarquías tricolores a pesar de que don Carlos andaba muy activo y con ganas de entrarle. En el caso de los que están cobrando en la nómina estatal (todos menos don Salomón) las renuncias tendrán que ser presentadas a más tardar el viernes, pero no se preocupan mucho, pues en diciembre estarán cobrando en la nómina legislativa y recobrando con creces lo que dejaron de ganar. Por lo pronto, las matracas ya están listas y las mantas están preparadas sólo para que les rellenen los nombres.
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Nuestros subagentes infiltrados en el PRI comentan un rumor insistente en torno al vicegober Eduardo Olmos, según el cual don Lalo llevaría de suplente al regidor Shamir Fernández para la elección el 19 de octubre. Si pasan esa aduana, don Lalo tomaría posesión para luego pedir licencia, dejar a don Shamir a calentar la silla en el Congreso y regresar a la vicegubernatura. El subvicegobernador de Desarrollo Social, Miguel Ángel Riquelme, se encargaría de cuidar el changarro en lo que regresa don Lalo. El rumor ha cobrado fuerza sobre todo porque no hay un candidato firme para suceder al vicegober, como los hubo en los relevos de otras secretarías. Hasta ahora es difícil determinar quién está detrás de este rumor que, de ser cierto, estaría condicionado por el resultado del PRI, pues eso determinará qué tanta labor hizo la vicegubernatura como la agencia electoral que es. También estaría condicionado por que la Suprema Corte resuelva la controversia de manera favorable al “Gobierno de la Gente”. Se espera que los ministros discutan el caso el próximo martes, lo cual resulta buen “timing” para resolver el futuro de la polémica vicegubernatura.
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En el bando contrario, el PAN de Torreón pasa por el mismo dilema del PRI en cuanto a asignar distrito a los nombres que se manejan. Hasta ahora, el alcalde José Ángel Pérez (perdón, los militantes del PAN) no ha decidido cómo va la cosa, pero nuestros subagentes comentan que el “anayista” Jorge Handam y el “joseangelista” Gerardo Montañez disputarán la candidatura por el distrito 8. El cuarto regidor y jefazo del PAN municipal, Manuel Villegas, iría por el 9, que es el más preciado de todos. El tercer regidor, Iván García, quedaría por el 10, pero aquí también la pelea el síndico Eduardo Albores, que se convirtió en piedra en el zapato del alcalde. El 11 podría quedar en manos del décimo regidor, Javier Pérez Valenzuela. En el 12, al primer regidor, Pedro Ávila anda caliente para darle lata al vicegober Eduardo Olmos. Ya le dicen “el kamikaze”, pero el blanquiazul confía en encuestas que dan como cerrada la competencia en ese distrito. De cualquier forma, don Pedro aseguraría lugar en la lista de plurinominales, con lo que garantiza una liana para los próximos tres años.
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No sólo en Torreón dan de qué hablar los regidores, también en Gómez Palacio. Resulta que la panista Nereida Marmolejo, onceava regidora del Ayuntamiento, lleva cinco semanas sin pararse en la Presidencia Municipal, lo cual es la cereza en el pastel de holgazanería de los ediles gomezpalatinos que descuidan la chamba en comisiones, se avientan sesiones de tres minutos y eso es cuando se las avientan y no las cancelan por falta de quórum. El caso es que el alcalde Ricardo Rebollo ya tronó contra doña Nereida y hasta sugirió que hay bases para destituirla, al comentar que tres faltas injustificadas a sesiones de Cabildo son causa para removerla. Según el secretario del Ayuntamiento, la regidora ya lleva dos faltas sin justificar, entendiendo por esto que los regidores sólo deben avisar, sin dar mayores razones, lo cual es otro de los privilegios de la nómina, vedado a los mortales de la clase trabajadora. A ver si don Ricardo no se compra una bronca con el PAN por este asunto, pero lo cierto es que ni el PRI ni el PAN tienen intención de hacer que los regidores se pongan a trabajar.
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