Es una verdadera lástima que el General Guillermo Galván, Secretario de la Defensa, no haya brincado un ratito a la Comarca Lagunera después de la visita relámpago que hizo a Durango el jueves. Al menos el General Secretario se cuidó de decir disparates como su colega de Gobernación, que cuando fue a Durango dijo que la situación de seguridad era “manejable”. El General Marco Antonio González, nuevo jefazo de la XI Región Militar con sede en Torreón, viajó a Durango para verse con el jefe y revisar la estrategia que se pretende aplicar contra el crimen organizado. Nuestros subagentes vestidos de verde olivo comentan que don Marco Antonio trae una línea diferente a la de su antecesor, Jorge Juárez Loera, que implica mayor presencia militar, aunque para eso necesitaría regresar algunos elementos que mandó a Chihuahua y a Durango. Don Guillermo sólo tuvo que asomarse por la ventana de su automóvil para darse cuenta de que el miedo no anda en burro, pues el jefe militar fue custodiado por un convoy de no menos de cincuenta camionetas y tanquetas, lo cual pudo darle una idea de cómo andan las cosas en estos lares.
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Parece que al alcalde de Lerdo Carlos Aguilera se le “congeló el chip” con el asunto del ataque a la Policía Municipal, pues luego de que ocurrió el lunes, ni siquiera se preocupó por salir a explicar cómo estaba la cosa o tratar de tranquilizar a la población. Don Carlos dio la cara hasta el martes para negociar con los policías, pero mientras su director de Recursos Humanos ignoraba cuántos elementos habían renunciado, de modo que nadie sabía cuál era el estado de la Policía Municipal, aparte de que estaba muerta de miedo. El miércoles don Carlos recibió la renuncia del jefe de la corporación, Abelardo Díaz Pedroza, pero no se le ocurrió anunciarla ese mismo día sino que tardó hasta el día siguiente, admitiendo que don Abelardo ni siquiera se la presentó formalmente por escrito, sino que lo hizo por teléfono (“ahí está mi arpa, ya no toco”). Para el jueves, don Carlos y sus huestes todavía estaban averiguando cuántos policías se habían ido o no se habían presentado a trabajar, pero eso no fue obstáculo para que se presentaran en la marcha por la paz que se realizó ayer. En Torreón, José Ángel Pérez se quedó con las ganas, pero andaba tan emocionado con la idea que ya se le ocurrió convocar a una mega-marcha. Ojalá los ediles de la Comarca no vayan a pensar que andar en manifestaciones significa que están haciendo algo contra el crimen, pues como autoridad han dejado mucho qué desear ante la explosión de la delincuencia común que anda desatada, cobijándose en la impunidad que trae el clima de inseguridad. Es decir que ellos, como autoridad, deben hacer algo más que exigir que se detenga la violencia, tienen que trabajar para que eso suceda.
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Nuestros subagentes en la capirucha del “esmog” reportan que por allá anduvieron algunos aspirinos del PRI que ya amarraron candidatura al Congreso local, para grabar algunos videos de promoción y que les pasaran algunos “tips” para la campaña. Ahora que ya se decantaron los nombres, el vicegobernador Eduardo Olmos, los subvicegobernadores Salvador Hernández Vélez y Jaime Russek y la delegada del Icojuve, Verónica Martínez, ya presentaron sus renuncias para, junto al ex alcalde Salomón Juan Marcos, lanzarse a la contienda interna, para hacer como que compiten y las bases priistas hagan como que votan. Las mantas ya tienen los nombres puestos y los distritos ya están asignados, sólo falta seleccionar a los suplentes. Todavía existe la pequeña posibilidad de que al hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, le salga lo travieso y cambie algunos nombres, pero hasta ahora don Rubén anda muy contento porque las encuestas que trae indican buenos resultados y ya anda saboreando el “carro completo”.
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Y hablando de panistas, quién sabe si será la democracia interna o el desorden interno lo que todavía tiene en suspenso algunos de los nombres que buscarán una diputación. Los candidatos serán electos por militantes panistas en cada distrito y aquí es donde se complica la cosa para el alcalde José Ángel Pérez pues sus huestes no controlan todos los distritos. Por ejemplo, en el distrito 11, donde se apunta el regidor consentido del alcalde, Manuel Villegas, hay una fuerte participación de militantes afines al senador y primer compadre, Guillermo Anaya, quien podría lanzar a un “gallo”. Igual en el distrito 10, donde se apunta el décimo regidor, Jesús Martínez, de la banca “joseangelista”, pero don Memo podría mandar a su ex tesorero, Jorge Handam o al síndico Eduardo Albores, que se ha cobijado en el grupo del primer compadre. En el 9, el grupo de don Memo también piensa mandar a un elemento y se habla del empresario Miguel Batarse, mientras que don José Ángel ha encarrilado a Gerardo Montañez y al regidor Iván García Colmenero, sobrino del gurú panista Juan Antonio García Villa. 9, 10 y 11 son distritos clave para que don José Ángel se pueda parar el cuello con buenos resultados pues son donde el PAN tuvo mayor margen de victoria en la elección de 2005. Aunque ese referente no aplica muy bien en esta ocasión pues hace tres años los candidatos al Congreso iban jalados por la candidatura de Jorge Zermeño y ahora no hay una figura que los arrastre con la misma fuerza.
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Entre la grilla en el “Gobierno de la Gente” y las vacaciones de burócratas estatales y municipales, las labores administrativas no andan muy eficientes que digamos. Los contratistas en ambos niveles de Gobierno ya andan otra vez quejándose de que no les han pagado, lo cual los obliga a retrasar las obras que traen. Se reportan casos, por ejemplo, de constructoras a las que se les pide que empiecen a financiar obras nuevas cuando ni siquiera se les han pagado las que ya tenían asignadas con anterioridad. Por ahí dicen que las auditorías andan desatadas en varios municipios y dependencias del Gobierno del Estado, pero al mismo tiempo empieza a surgir un patrón, en el que se observa que los gobiernos del Estado y el Municipio traían el ansia por competir en la cuestión de obra pública que no tomaron en cuenta que esas cosas cuestan y ahora traen un desorden.
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Tal como se había anticipado, el alcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo, terminó comprándose una bronca con los regidores del PAN porque les estaba hablando muy feo. Como se recordará, don Ricardo se dejó ir contra la regidora Nereida Marmolejo porque se agarró cinco semanas de vacaciones (nomás) y hasta sugirió que la podrían destituir. Luego salió con que los ediles panistas habían llegado “de rebote” porque no ganaron las elecciones, lo cual enfureció a los susodichos, que se presentaron con el alcalde para un duelo verbal. Se dijeron hasta de qué se iban a morir, todo mientras un grupo de personas afectadas por desvíos en el Instituto Municipal de Vivienda, esperaban a que los atendieran los ediles, cosa que no era posible porque la plática en el despacho de don Ricardo estaba muy sabrosa y los ciudadanos en cuestión nomás estaban de espectadores, hasta que se dieron cuenta de que existían. Y luego uno pregunta por qué no se hacen las cosas.
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