Con eso de que el alcalde José Ángel Pérez dejó en manos de la Secretaría de Seguridad Pública federal el nombramiento del nuevo jefe de la Policía de Torreón, nuestros subagentes empiezan a notar ciertas dudas en la corporación sobre el futuro de la Dirección de Seguridad Pública Municipal. Si bien don José Ángel escogerá al nuevo director de Seguridad Pública, el que le puso las opciones enfrente fue el secretario Genaro García Luna, quien, dicen por ahí, está algo enojado con los problemas que le han causado los policías locales a sus muchachos. De modo que ha surgido la duda sobre la fuente real de las órdenes sobre el manejo de la Policía de Torreón: si vendrán de la Presidencia Municipal o de la capirucha del esmog.
Por lo pronto, todos los agentes de la DSPM pasarán bajo la lupa del Centro Nacional de Evaluación y Control de Confianza que tiene la SSP, por lo que se espera que vengan más “purgas” en la corporación.
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En esta coyuntura, los subagentes reportan que en el “Gobierno de la Gente” han visto una ventana de oportunidad para conseguir que el Municipio integre la operación del 066 al Centro de Control de Crisis que maneja la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. Hasta ahora sigue la pugna en la que Estado y Municipio se culpan mutuamente de no tener conectados sus sistemas. El alcalde José Ángel Pérez dice que el 066 es muy eficiente y no debe ser enviado a otra parte. El problema es que los choques entre policías federales y municipales, que resultaron en el arresto de 49 agentes debilitaron la posición del Alcalde para pedir que los demás cuerpos policiacos confíen en la Policía Municipal. Por ahí se comenta que el General Marco Antonio González Barreda, jefazo de la XI Región Militar, andaba entre molesto y sorprendido porque en uno de los choques que tuvieron municipales y federales, hubo un extraño “silencio de radio” en el aparato que el Alcalde le mandó para monitorear las comunicaciones de las policías y como que eso no inspira mucha confianza. Por lo mismo, en un futuro podría verse más presión para integrar los sistemas de comunicaciones y que el Municipio y el Estado se dejen de grillas a las que son tan afectos.
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Las campañas a diputados locales batallan para conseguir algo de atención, entre los problemas de la inseguridad y del agua, pero se han registrado movimientos interesantes, sobre todo en los distritos más competidos. En el 9 parece que el mundo se voltea al revés, pues el priista Jaime Russek anda persiguiendo el voto de las áreas residenciales que durante años han sido panistas de hueso colorado. Don Jaime busca capitalizar el disgusto en ciertos sectores por la imposición de la candidatura del “neopanista” Miguel Batarse, con la esperanza de penetrar el “voto duro” del PAN y al parecer ya está consiguiendo algunas simpatías entre votantes que antes no votaban por el PRI ni de broma. Por su parte, don Miguel ha estado bastante activo en las zonas de ingresos bajos, donde el PRI tiene a su base, aprovechando que trae una chequera bastante abultada. Por todo el distrito han volado las despensas y otros tipos de ayudas en una batalla que, se avizora, podría terminar en los tribunales. En el distrito 11 está la batalla de “operadores”, por un lado el panista Manuel Villegas, uno de los principales brazos políticos del alcalde José Ángel Pérez y el priista Salvador Hernández Vélez, uno de los principales brazos políticos del gober Humberto Moreira. Allá se ve una movilización de la nómina, pues es bien sabido que don Manuel ha traspasado el padrón de militantes del PAN a puestos en el Municipio, mientras que don Salvador trata de contrarrestar con la estructura armada desde la vicegubernatura de Desarrollo Regional.
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Los problemas causados por la avenida del Río Nazas en Matamoros, Madero y San Pedro han puesto al descubierto cómo algunos se tratan de pasar de vivos aprovechando la emergencia. En San Pedro salió a relucir la verdadera autoridad en el Municipio, que no es el alcalde Arturo Babún Moreno, sino su mamá, Josefina Moreno, quien anduvo dando órdenes a diestra y siniestra y hasta se dio el lujo de regresar un camión con tres mil despensas enviado por el Gobierno del Estado para los afectados. Al parecer, dicen los subagentes, la familia Babún trató de controlar el reparto de ayuda para canalizarlo a través de Yaneth Babún, hermana de don Arturo, que es candidata del PRD a una diputación local. El control de doña Josefina es tan férreo que el coordinador de Protección Civil del Municipio prefirió renunciar antes que seguir aguantándola. En Matamoros, nuestros subagentes reportan que los candidatos a diputados locales han estado bastante movidos repartiendo despensas y apoyos en los ejidos aledaños al río. En concreto, la batalla está entre el ex alcalde Raúl Onofre, que va por el PRI, y el ex alcalde y ex priista Jesús Contreras, que va por la UDC. Ambos trataron de capitalizar la ayuda enviada, pero también le metieron ruido a la movilización de personas que tuvieron que ser desplazadas, tratando de hacerse indispensables para mantener la paz en esos lugares. El único lugar donde no hubo bronca política fue en Madero, pero eso más bien porque el Ayuntamiento que preside Nicolás Muñiz fue relegado totalmente por las huestes del gober Humberto Moreira y don Nicolás quedó como cero a la izquierda. Como se sabe, el Alcalde ha convertido el Ayuntamiento en un negocio familiar y sabe bien cuándo no le conviene estorbar.
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Parece que la crisis económica le está pegando duro al Cabildo de Gómez Palacio. Resulta que los regidores se quisieron poner solidarios y atender la propuesta del panista Alberto Castellanos para donar un día de salario a los hermanos de Madero y San Pedro, algo así como 800 pesos por cada uno de los 17 miembros. La propuesta fue aceptada, pero luego el síndico Mario Calderón tuvo la brillante idea de que no fuera uno sino tres días de salario donados. El silencio se apoderó de la sala (mentadas sordas) los ediles voltearon a verse, pero no les quedó otro remedio que “apoquinar”, sobre todo porque el Municipio aportará una cantidad similar. Pero el sablazo se hizo más llevadero cuando el segundo regidor priista, Pedro Luna, propuso que en lugar de tres días de golpe, se les descontara uno por quincena “para que no se sientan tanto” los 2 mil 400 pesillos que cada miembro del Cabildo tendría que aportar de su sueldo mensual de 23 mil pesos, aunque la cantidad es menor aún si se toma en cuenta que los regidores reciben, aparte de su sueldo, una subcuenta de 30 mil pesillos para eso de la gestoría y otros 10 mil en vales. Con todo eso, los regidores no están muy contentos con el cheque de su salario. Por lo pronto, van a terminar pagando el donativo hasta dentro de mes y medio, a cómodos plazos. A ver si en mes y medio todavía se acuerdan.
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