El diferendo del gober Humberto Moreira con varios “ipecos” laguneros corre el riesgo de convertir el alarmante tema del alza en secuestros en un espectáculo político nomás porque no se ponen de acuerdo para una reunión. Es claro que un encuentro no va a solucionar las cosas y que hace falta más trabajo en la Procu estatal para combatir el delito que ha florecido en Torreón como en ninguna otra parte de Coahuila. De parte de los empresarios hace falta mejor organización, pues nuestros subagentes comentan que la notable división que hay en los organismos empresariales de la localidad también se nota en este tema, que se supone debería unir a todos, pero en el estado actual de cosas los dirigentes tienen poca representatividad. Hay quienes que se han enfocado más en una reunión con el gober, mientras que otros afirman que eso sería irrelevante si no hay acciones concretas. Del lado del “Gobierno de la Gente” ya se trabaja en un nuevo grupo antisecuestros más capacitado que el actual, pero no estaría de más que el gober viniera a darle algo de “calorcito” a los ipecos. Mientras tanto, los plagios siguen ocurriendo y cada día que pasa sin que se mitigue el problema crece la probabilidad de que suceda un caso tan dramático, que el gober Moreira podría toparse con la versión lagunera de un Alejandro Martí, que llegó a catalizar un repudio masivo a la ineptitud de las autoridades al soltarles el “si no pueden, renuncien”, frase que se ha vuelto célebre porque a sus destinatarios les entró por un oído y les salió por el otro.
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En el colmo de la irresponsabilidad legislativa, el gobierno de Coahuila envió ayer al Congreso local la iniciativa para aplicar la pena de muerte a secuestradores. Meter tal iniciativa a un mes de que los curulecos locales se vayan a sus casas y se desprendan del hueso muestra la frivolidad con que se ha tomado este tema e ignora el análisis profundo que debe tener una idea de este calibre antes de que se piense aplicar. Es claro que unas cuantas semanas no serán suficientes y terminaría legislándose al vapor, lo cual es una aberración cuando se trata de asuntos de vida o muerte. La iniciativa puede ser guardada hasta la próxima Legislatura, pero es claro que había que presentarla para sacar algo espectacular por los mentados cien días del Acuerdo por la Seguridad, a manera de decir que se está haciendo algo. Para no meterse en broncas, el cerebro jurídico del “Gobierno de la Gente”, Armando Luna, presentó la iniciativa como algo que el Congreso local enviaría al Congreso de la Unión para que emprenda una reforma constitucional que meta reversa a la realizada hace dos años cuando tal castigo fue desterrado de la Carta Magna y rechazado por México en tratados internacionales. De modo que si Coahuila legisla por su cuenta, la Suprema Corte tumbaría la pena de muerte en dos patadas. Al margen de las opiniones sobre tal iniciativa, se quiere poner el caballo frente a la carreta, porque lo importante se ha dejado de lado: como están las cosas, primero falta que agarren secuestradores para fusilarlos, lo que sí está difícil. Pero a veces parece que en la peronera capital están más interesados en el golpe mediático.
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Otros que buscaron el golpe fueron los del Municipio de Torreón, donde el alcalde José Ángel Pérez presentó su nuevo modelo para la policía, que empieza por eliminar el nombre de Dirección de Seguridad Pública Municipal y ponerle Policía Ciudadana de Torreón, como si eso fuera a cambiar las cosas. Tres años se tardó don José Ángel en detectar que algo andaba mal en la policía y en darse cuenta que el panorama de seguridad había cambiado. Por supuesto que el nuevo modelo no garantiza nada, por más cambios “orwellianos” de nombre. Para abrir boca, la “reingeniería” del alcalde se topó con la cifra dada por el Presidente Felipe Calderón según la cual 69 por ciento de los policías municipales de Coahuila evaluados por la Secretaría de Seguridad Pública salió “no recomendable”. Torreón ya había hecho una depuración, provocada por el enfrentamiento con la Policía Federal, por lo que habría que tener otra “limpia” si se quiere que el modelo tenga éxito.
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Y en esto de la seguridad, los que causaron revuelo esta semana fueron unos militares gringos que se aparecieron en Torreón. Un grupo de oficiales se apareció en conocido hotel mientras se llevaba a cabo una reunión de empresarios con el gabinete de seguridad estatal y resultó que iban a una reunión con los jefes militares de la localidad quienes, fieles a su costumbre, hasta tres días después revelaron qué andaban haciendo aquí los güeros, que era instalando un sistema de comunicación supuestamente bien moderno. Nuestros subagentes infiltrados en la milicia estadounidense identificaron al jefazo de ese grupo como el General Thomas Turner, nada menos que el comandante del Cuerpo Norte del Ejército, encargado de la defensa interior y la respuesta a emergencias dentro de Estados Unidos. O sea que no era cualquier gringo, sino uno de los militares de más alto rango de ese país, quien antes de su actual chamba había comandado la División Aerotransportada, uno de los grupos de élite mejor entrenados del Ejército. Lo curioso es que ninguna autoridad local estaba informada de la visita, por lo que sorprendió ver a los militares en uniforme de campaña y toda la cosa como si recién hubieran regresado de Irak. Seguramente en su camino del aeropuerto debieron preguntarse si no habían aterrizado en Bagdad.
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Excelente coordinación han mostrado las direcciones de Obras Públicas de Torreón y Gómez Palacio, tanto que los de Gómez se metieron a Torreón a reparar el vado de la Lázaro Cárdenas-Falcón sobre el Río Nazas y los del otro lado ni cuenta se dieron. Apenas el director de Obras Públicas de Torreón, Aniceto Izaguirre había declarado que iban a iniciar el trámite para reparar los vados, pero que no había fecha para la obra, cuando su par de Gómez Palacio, Fernando González Margáin, ya había mandado aplanadoras para iniciar la obra y nomás avisó que le pasarían la factura a Torreón para que se ponga con su parte. Claro que don Fernando tiene su cuota de problemas con las obras retrasadas y constructoras incumplidas, pero al menos en este caso reconoció la urgencia del problema y se adelantó a los trámites burocráticos (ahora nomás falta que la obra del vado no salga igual de tardada y problemática como las que trae en Gómez). Por mero contraste, la “invasión” gomezpalatina dejó en evidencia a la contraparte torreonense. Ya se sabe que don Aniceto es muy dado al optimismo cuando se trata de planear obras, sólo para que la realidad interfiera en sus planes y le retrase todo. Cosa de ver la pavimentación en las colonias Abastos y Moctezuma, que empezaron bien pero sólo hicieron la mitad de la obra y luego la abandonaron incompleta, o la carretera a Santa Fe, donde las autoridades municipales dejaron de trabajar hace un año y se olvidaron, porque falta de terminar una parte. De modo que si los de obras públicas en Torreón fueran los encargados de reparar el vado, la obra hubiera empezado en la siguiente avenida del Nazas.
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El PRI en Coahuila se prepara para su Consejo Político Estatal, hoy en la peronera capital, donde arrancará el proceso para elegir candidatos a diputados federales para la elección de julio de 2009. Aunque el Consejo sólo tiene poco más de 600 miembros, el jefazo del tricolor, Rubén Moreira, quiere retacar el evento con 25 mil acarreados (perdón, militantes) para que se vea la fuerza del partido. Don Rubén está en primerísimo lugar para una candidatura a diputado (aduana requerida si quiere la gubernatura). Nuestros subagentes dicen que en Torreón el encargado de la vicegubernatura, Miguel Ángel Riquelme, va para el distrito 5, que es el fácil por su componente rural. Para el distrito 6, que comprende sólo una parte urbana de Torreón, empieza a sonar fuerte el nombre del secretario de Fomento Agropecuario, Héctor Fernández Aguirre, cuyos bonos subieron al organizar la comida para el ex Presidente Carlos Salinas el domingo pasado. Otros subagentes comentan que los nombres podrían quedar invertidos, con don Miguel para el 6 y don Héctor para el 5, aunque todo depende de las decisiones que tome don Rubén, así que nada está escrito todavía.
