Justo cuando iba montado en la ola de publicidad gratis por la propuesta de la pena de muerte, al gober Humberto Moreira se le complicó el panorama con el “levantón” del asesor estadounidense en secuestros Félix Batista en la peronera capital. Se trata de, por lo menos, el sexto secuestro que se tiene conocimiento en Coahuila desde la firma del Acuerdo Nacional para la Seguridad, en agosto pasado. La nota voló el lunes pasado en agencias de noticias y periódicos de Estados Unidos, y en algunos portales de Internet fue la nota más leída. Seguramente a los gringos no les va a caer bien el que en Coahuila haya desaparecido un ex oficial del Ejército. Nuestros subagentes comentan varias explicaciones sobre la visita de don Félix a Saltillo. Una indica que fue a dar un curso en la Secretaría de Seguridad Pública pues ha tenido una relación de trabajo con el titular, Fausto Destenave, quien también le organizó una visita a Torreón a platicar con “ipecos” locales. Por otra parte, salió a relucir el nombre de Daniel Garza Ortiz de Montellano, quien fuera secretario particular del gober Enrique Martínez y quien estaba comiendo con don Félix cuando éste desapareció. Los subagentes comentan que don Daniel fue quien trajo al especialista estadounidense y lo conectó con empresarios. Pero también la firma para la que trabaja don Félix salió a dar su versión y sugirió que su consultor habría viajado a la peronera capital para negociar un secuestro, lo cual echa más misterio al asunto. Por cierto, don Fausto insiste en que la desaparición no necesariamente se traduce en un secuestro, distinción que no sirve de mucho si a final de cuentas nadie sabe dónde está el sujeto. Sea lo que sea, el “levantón” trajo a la memoria la desaparición de los dos jefes del Grupo Antisecuestros en Torreón, Enrique Ruiz Arévalo y Gerardo Valdez Segura, y enfoca el problema del secuestro no en el endurecimiento de las penas sino en la prevención, cosa que hasta ahora no ha funcionado bien, pues los secuestros siguen sucediendo y la Procu estatal que comanda Jesús Torres Charles, sigue fincando sus esperanzas en que las víctimas superen el miedo y la desconfianza y denuncien los delitos. La pregunta es si la desaparición de un estadounidense en la peronera capital es la llamada de atención que necesitan el Gober y su equipo de seguridad para entrarle al asunto de los secuestros son más que armas retóricas y anuncios espectaculares.
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El informe del alcalde José Ángel Pérez, más que resaltar los logros que ha tenido su Administración, sirvió para destacar los pendientes que tendría que atacar el año próximo, el último del Ayuntamiento que preside. Don José Ángel cierra un año en el que la principal noticia que involucró a su Administración fue un escándalo nacional por la detención de decenas de policías en enfrentamientos con la Policía Federal y el estigma que dejó en la Dirección de Seguridad Pública Municipal, que no se va a borrar nada más cambiándole el nombre a Policía Ciudadana y acarreando a más de un centenar de agentes a la ceremonia. El Alcalde también optó por sustituir lo real con lo virtual en otros casos, como el del Centro Histórico, pues en el libro que se editó para su informe aparecen las imágenes de la nueva cara del Centro Histórico, pero generadas por computadora. Es decir, se informó no de algo que ya se hizo, sino de lo que, cruzando los dedos, el Ayuntamiento espera que se haga. El tema de la generación de empleos es otro pendiente, que probablemente no va a quedar resuelto con la crisis económica que se avecina, pues el Ayuntamiento carece de una estrategia para atraer inversiones y no ha sido capaz de coordinarse con el Gobierno del Estado para exigirles que ellos también le entren duro al tema. Nuestros subagentes reportan que en el informe se apareció el Embajador de Irán en México, quien comentó el interés de su país en invertir en México, lo cual da una idea de lo mal que andan las cosas, cuando lo único que conseguimos es que Irán se interese.
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Pero el informe no nada más sirvió para proyectar la imagen de don José Ángel, también fue la plataforma para “destapar” al director de Planeación, Rodolfo Walss. Don Rodolfo, contrario al protocolo de años anteriores en el que sólo hablaban el Alcalde y el representante del Gobierno del Estado, se levantó a aventarse un rollo sobre los avances de la Administración. Además, el director de Planeación y ex secretario del Ayuntamiento fue el único a quien el Alcalde mencionó por su nombre en su discurso. Nuestros subagentes disfrazados de macetas comentan que don Rodolfo fue quien pidió hablar, aunque es claro que no se hubiera levantado sin la anuencia de don José Ángel. Don Rodolfo ha sido el funcionario más polémico en el equipo del Alcalde, desde que armó la fallida impugnación jurídica a la vicegubernatura de Desarrollo Regional, y al igual que otros colegas en la Administración, se distingue por meter al alcalde en problemas. Aunque, a diferencia de los otros directores, también ha sacado al Alcalde de varias broncas que son responsabilidad de otros, como las huelgas del Simas, el transporte y la Policía. Con su “destape”, don Rodolfo se echa un clavado en un avispero al interior del PAN, donde se avecinan pugnas internas pues la cuadrilla del senador y primer compadre, Guillermo Anaya, ya se prepara para dar la pelea.
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Y hablando de destapes, otro que mañana se va a quitar la capucha, pero del lado del PRI, es el próximo ex curuleco local Antonio Juan Marcos. Don Antonio presentará mañana su informe de labores, pero envolverá la ceremonia en la presentación de una plataforma sobre los problemas y retos de la ciudad, algo que, como ya se había comentado aquí, es la base de la estrategia del hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, para recuperar la alcaldía de Torreón. Obviamente, el diputado tricolor organizó el evento con la bendición de don Rubén, quien anda calculando los prospectos para subir al ring en las elecciones de octubre de 2009. El problema para don Antonio es que le falta exposición, de modo que el proyecto va acompañado de una estrategia mediática y la participación del Instituto Político Empresarial, que agrupa a jóvenes empresarios que son procurados por el clan Moreira. Así las cosas, el año va a empezar con dos gallos rumbo a la alcaldía, aunque van a tener que aguantar la incertidumbre de siete meses, pues las candidaturas no estarán definidas hasta que termine la elección federal, en julio.
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Amigo de los amigos a final de cuentas, el gober Humberto Moreira aprovechó los estertores de la actual Legislatura estatal para regalar 19 “fiats” notariales a gente de confianza, dispensando el examen. En dos casos, ni siquiera se detuvo en los conflictos de interés. Uno fue el del diputado Francisco Saracho, quien preside la Comisión de Gobernación que avaló el dictamen de los fiats, uno de los cuales traía su nombre. El otro fue el del Secretario de Gobierno, Armando Luna, quien también recibió su regalo de Navidad aún cuando en su actual función él es el encargado de regular y vigilar a los notarios públicos y, en caso de que quiera asumir su notaría ahora, tendría que tomar protesta ante sí mismo. Como era de esperarse, el PAN puso el grito en el cielo, acusando al Gober de amiguismo. Como se recordará, el blanquiazul fue quemado hace tres años cuando, en su despedida, el entonces gober Enrique Martínez, le dio “fiats” notariales al alcalde de Torreón, Guillermo Anaya y al diputado local, Jesús de León. Como ahora don Humberto ni los peló, los panistas pudieron lanzarse contra el Gober sin ningún estigma y señalar los abusos que se cometen con las notarías.
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El alcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo, ya no haya cómo zafarse de la bronca con la destrucción del acueducto del bulevar Miguel Alemán, que fue la joya de la Administración de Carlos Herrera. Desde que se proyectó el puente sobre el ferrocarril era evidente que el acueducto iba a tener que ser destruido, pues quedaría ahogado por una de las rampas. Y así sucedió, pues la semana pasada le empezaron a dar de mazazos. Misteriosamente, al día siguiente la obra de demolición se suspendió y los trabajadores empezaron a quitar piedra por piedra con un cincel. Nuestros subagentes comentan que la familia Herrera no estaba muy contenta pues la propuesta era reubicar el acueducto. Don Ricardo tuvo que salir a deslindarse de la obra y a echarle la culpa a una pobre subordinada para evitar que se fuera a armar una guerra de declaraciones. Para la próxima, don Ricardo haría bien en recordar la máxima gerencial que indica: “orden no supervisada, sirve para pura...”
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