Los negocios de los alrededores del DVR lucieron ayer desolados. (Foto de F. Compeán)
Miles de automovilistas y choferes quedan atrapados durante varios minutos en los embotellamientos.
Ir a la tienda o simplemente caminar por las banquetas, nunca había sido tan peligroso en Valle Oriente como hasta ahora que varias de sus calles se han convertido en vías alternas para autos y camiones, debido a los trabajos de demolición del Distribuir Vial Revolución (DVR).
En la colonia San Felipe I, ubicada al otro extremo, sucede lo mismo. Sólo que en este lugar, los vecinos temen que los camiones de carga pesada se impacten contra sus viviendas al circular a alta velocidad por sus estrechas calles.
Aunque inicialmente se había establecido que la operación de las vías alternas sería sólo de 14 horas, éstas permanecerán durante varios días. Razón por la que no sólo la molestia de los vecinos cercanos se ha hecho presente, sino también la de los conductores al verse atrapados por los embotellamientos en diferentes puntos, tales como el cruce del bulevar Revolución con calle Mexicali y con el bulevar Rodríguez Triana; así como en la carretera Torreón-Matamoros y calle Cedros.
Olga Heredia es una de tantas vecinas afectadas. Vive en la colonia Valle Oriente, sobre la calle Yaqui, arteria que se ha convertido en una “pesadilla” desde la noche del sábado. “Por qué no acondicionaron otras calles para convertirlas en vías alternas, aquí es pura polvareda (...) además ya se les había dicho que pusieran unas boyas antes de que estos sucediera, pues pasan los tráileres, camiones y todo tipo de automóviles particulares, y no dejan a uno pasar a ningún lado”, comenta Heredia.
El caso de Laura García, vecina de la colonia San Felipe I, es similar, sólo que ella así como varios de sus vecinos, se “prepararon” para cualquier eventualidad. “Colocamos unas protecciones con riel adentro, zapatas y cubiertas de varilla a las afueras de nuestras casas, para evitar que los tráileres se impacten contra nuestras viviendas”, mencionó García Vargas, quien agregó que “lo que pasa es que en vez de darle salida al tráfico por aquella calle grande, que es la Sarabia, vienen tráileres de doble caja y se suben vilmente, lo malo es que aquí hay niños, y ¿si no alcanzan a frenarse?”
Y es que, pese a que se cuenta con la señalización necesaria y elementos de Vialidad en diversos puntos, el tránsito vehicular que se registra, sobre todo en horas pico, se vuelven insuficientes.
Aunque para Bernardo López, taxista, tal situación le representa un “buen negocio”, “está muy mal porque hay que rodear mucho para volver a tomar el bulevar Revolución, tardamos como unos 15 minutos, cuando antes lo hacíamos en 5”.
Abren negocios, pero sin clientela
A los negocios ubicados alrededor del DVR se les permitió abrir desde ayer, pero la circulación vehicular permaneció cerrada, por lo que no recibieron clientes. Ante esta situación, la mayoría optó por dar el día libre a sus empleados y cerrar. Los negocios estiman pérdidas de entre 10 mil y 20 mil pesos diarios.
Al mediodía de ayer, los dos moteles y la llantera permanecían cerrados; en la mayoría de los casos, los encargados sólo acudieron a hablar con el personal de las aseguradoras, que revisaban los daños causados por las explosiones. Transportes International, Bodega Aurrerá, Madererías Laguna y Construrama Savisa abrieron pero la clientela fue mínima. Para Aurrerá sí hubo acceso, pero apenas unos 15 vehículos estaban en el estacionamiento.
Rosa María Tafoya, de Madererías Laguna, tuvo que dejar su auto en plaza Jumbo y caminar hasta su negocio. “No tiene caso que abra si va a estar cerrada la circulación, ¿quién va a venir a pie?”, dijo. En su negocio se quebraron los vidrios pese a que colocó protecciones.
Los comerciantes manifestaron que el Gobierno de Coahuila no ha cumplido con los apoyos que les prometió, tales como becas para los trabajadores y descuentos en impuestos para apoyarlos pero nada les han cumplido. (Por Fabiola Pérez-Canedo)