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VIDA Y SERVICIO / “EL REGALO”

DR. GUILLERMO RODRÍGUEZ RIZADO

Al descender del autobús al que previamente había subido con la finalidad de vender chicles, Andrea notó unas gotas de sangre sobre la cajita del producto que llevaba consigo, con cierta alarma corrió hacia una fuente de agua, que se encontraba en un parque cercano y mojó un pañuelo que colocó sobre su frente y su nariz con la intención de cohibir el sangrado nasal que presentaba. Después de un buen rato la hemorragia nasal cedió. Andrea tenía poco tiempo de dedicarse una hora al salir al mediodía de su escuela a vender sus chicles entre los pasajeros de los autobuses urbanos de la ciudad, pues su intención era comprar un regalo para el cumpleaños de su mamá el cual se encontraba próximo, y al carecer de fondos para hacerlo decidió recorrer durante dos semanas a pie las 20 cuadras que separaban la escuela de su casa y con el dinero que ahorró de sus pasajes, logró comprar en una dulcería la citada mercancía, la cual empezó a vender para juntar más dinero con el objetivo ya señalado. Su mamá era madre soltera y para poder mantener la casa trabajaba desde muy temprano hasta en la tarde en una maquiladora. Como era lógico su condición económica apenas le alcanzaba para cubrir los gastos de la casa y mandar a Andrea a una escuela de gobierno donde cursaba el quinto año de primaria. Julia que era la mamá de Andrea, difícilmente podía darse el lujo de comprar cualquier cosa que no fuera como ya lo mencionamos lo necesario para el hogar. Normalmente al llegar a su casa Andrea, se dedicaba a recoger la casa, tender las camas, lavar su ropa, los utensilios y trastes de la cocina así como barrer y trapear los pisos, aparte de sus tareas escolares. Con sus escasos diez años era toda una personita responsable y con una gran comprensión hacia su madre, pues veía cómo ella llegaba cansada de trabajar en la maquiladora. Tres días después del aquel incidente, Andrea volvió a presentar un nuevo sangrado nasal, ocurriendo éste cuando ya se encontraba en su casa, pero esta vez acompañado de fiebre. Al llegar a su hogar Julia encontró a Andrea postrada en cama víctima de la fiebre, por lo que decidió llevarla a una farmacia cercana donde le recetaron unos medicamentos pensando que el problema de Andrea se debía a una infección, aunque hubo una mejoría transitoria de su estado de salud. Después de pasar una semana y antes de irse a trabajar, a Julia le extrañó que Andrea todavía no se levantaba pues casi siempre lo hacía al mismo tiempo que ella se despertaba por lo que al acudir al cuarto donde la niña dormía, se angustió enormemente pues la niña tenía la almohada empapada en sangre y estaba casi inconsciente por la alta temperatura que presentaba la niña. Pero lo que más alarmó a la mamá fue que Andrea sangraba de la encía y aparte presentaba moretones en sus brazos y en el resto del cuerpo. Envolviendo a la niña en una sábana salió a toda prisa de la casa y tomando un taxi se dirigió a un hospital. Al llegar al hospital fueron recibidas por el médico de urgencias quien recién iniciaba su turno, éste se preocupó por el estado de la pequeña. De inmediato solicitó el facultativo unos análisis de laboratorio, y cuando le entregaron los resultados frunció el ceño con señal de preocupación, por lo que de inmediato mandó llamar a un colega hematólogo del mismo hospital. El diagnóstico fue definitivo Andrea padecía de leucemia. Su madre al enterarse del diagnóstico literalmente se derrumbó. Después de permanecer varios días internada, fue dada de alta, por lo que regresó a su hogar pero no así a su escuela, debido a lo delicado de su estado de salud, pues esto representaba un grave riesgo para ella. No bien había transcurrido un mes, cuando Andrea presentó otra crisis de sangrado por lo que tuvo que ser llevada de urgencia al hospital. A pesar de múltiples transfusiones y tratamiento especializado, la pequeña fue empeorando haciéndose su situación más crítica. El día del cumpleaños de Julia, su hija dentro de su gravedad le sonrió y le dijo –en mi cuaderno de la escuela encontrarás un regalo para ti felicidades mamá- abrazando a su hija Julia no pudo contener el llanto, haciendo lo propio la pequeñita, notando Julia que el abrazo de la menor fue cediendo por lo que al separarla de ella se dio cuenta que Andrea había muerto. Después del funeral y al regresar a su hogar sola y con el alma destrozada, Julia recordó lo que la niña le había comentado el día que murió, y buscando entre sus útiles, localizó el cuaderno, en donde con una hoja de papel de máquina, había confeccionado un sobre que pegó con cinta transparente y al abrir éste, encontró un corazón recortado de alguna revista, el cual tenía un pequeño listón en forma de moño pegado al mismo y con lápiz de color un mensaje que decía; “tú y yo mamá, ¡feliz cumpleaños!” y una pequeña flecha simulando atravesar el corazón.

Un regalo no propiamente necesita ser caro, pero cualquier regalo entregado con sincero afecto a otra persona, lleva implícito el mensaje de que en nuestros pensamientos esa persona es tomada en cuenta, y a la vez es alguien importante para nosotros. Cultiva tu amor y amistad hacia los demás pues recuerda que; “no importa el valor de un regalo sino el significado que tiene el mismo”.

Amables lectores el día de hoy cumplimos un año de vida de esta columna, desde aquí agradezco a esta casa editora todo su apoyo, así como a todos ustedes las muestras de cariño y sus apreciables comentarios, que nos sirven de gran estímulo para continuar brindándoles cada semana un mensaje que espero sirva para lograr un mundo donde la fe, el amor, la esperanza y el servicio a los demás sean el objetivo que nos permita crecer cada día más como seres humanos. ¡Muchas gracias!

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