(Primera parte)
El silencio de la noche fue roto por una gran explosión, una de las paredes de aquel cuartel militar enclavado en la serranía de aquella selva, se vio cubierto de polvo, el tableteo de una ametralladora se dejó escuchar seguido de gritos provenientes del interior de la instalación militar, enseguida, en medio de la oscuridad con un olor a humedad producto de la lluvia que se precipitaba en esos momentos, surgió un grupo de hombres quienes fuertemente armados con rifles de asalto disparaban a través del boquete dejado en la pared producto de la primera explosión, se escucharon más explosiones, ya que el fuego del grupo de asalto iba acompañado por el disparo de granadas que estallaban hacia el interior del recinto militar. Al principio, algunos de los guerrilleros que lograban penetrar por el boquete ya mencionado, caían abatidos por las balas provenientes de una ametralladora calibre 50 que se hallaba a poca distancia del sitio por donde penetraban éstos. Una granada disparada con un lanzagranadas logró hacer blanco sobre los dos soldados que manejaban la mencionada ametralladora, pereciendo en el acto, lo que permitió a más guerrilleros penetrar hacia el cuartel, en medio del humo de las explosiones, así como el zumbido de innumerables balas disparadas por ambos bandos, y en medio de aquel caos, surgió la figura de un hombre quien con la mirada dura y decidida arengaba a los guerrilleros a continuar penetrando a la instalación militar. A pesar de una férrea resistencia ofrecida por los militares, y con pérdida de vidas de ambos bandos, poco a poco los militares fueron sometidos hasta quedar sólo un puñado de unos veinte, los cuales al verse reducidos, y ante la superioridad numérica de los guerrilleros, depusieron sus armas. Aquel joven de mirada dura y de apenas 33 años de edad ordenó a sus hombres que ataran de pies y manos a los militares que se habían rendido.
En el ambiente se percibía un olor humo, que provenía de varias veladoras encendidas así como de cuatro grandes velas colocadas en las cuatro esquinas de aquel féretro de madera de pino que aún olía a resina, y cuya superficie carecía de la más mínima capa de pintura, pero que contenía los restos mortuorios de aquel padre de familia, el cual había perecido víctima del alcohol. La viuda, quien era acompañada de sus dos hijos, una muchacha de escasos 13 años y su hermanito de 11 años, así como de algunos vecinos, no cesaba de llorar. Al mismo tiempo varias ancianas que se cubrían la cabeza con rebosos negros, entonaban cánticos de un rosario que era dedicado al eterno descanso del difunto. Gloria era la mamá de ambos niños, había conocido a Alfredo cuando ella tenía sólo 15 años de edad, y como toda muchacha enamorada pero inexperta, y en contra de los consejos de sus padres, abandonó su hogar para unirse a ese hombre, quien contaba con 26 años pero que ya era un tomador empedernido. Con la esperanza de que al hacer vida marital, seguramente ella haría que él cambiara y dejara de tomar, la muchacha no lo pensó dos veces y unió su vida a la de él. Poco a poco con el paso del tiempo se fue desengañando y en medio de innumerables promesas que Alfredo nunca cumplía procreó a Mariana y a Pedro a quien cariñosamente le decían “Pilo”, en honor a su abuelo paterno, quien se llamaba José del Pilar. La infancia de ambos niños no fue nada fácil, pues en medio de muchas privaciones económicas, así como espectáculos poco edificantes que hacía su padre en compañía de sus amigos de borrachera, y actos violentos donde maltrataba a la pobre de Gloria, a quien en no pocas ocasiones llegaba a golpear ante la más mínima provocación, para luego arrodillarse ante ella y prometerle que no lo volvería a hacer, fue transcurriendo la vida de ambos infantes.
Un día al regresar tambaleándose por la ebriedad y al entrar a la humilde vivienda, Gloria no podía creer lo que veía... (continuará).
Ya están a la venta los boletos para el gran Ballet Ruso de San Petersburgo “El Lago de los Cisnes” que será presentado a beneficio se CHILD A.C. el próximo día 19 de octubre y los pueden adquirir en el Teatro Nazas y en Los 3 Garcías de Ramos Arizpe y Morelos.
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