Mientras circulaba en mi automóvil llamó fuertemente mi atención una adolescente quien sin ningún reparo por la gente que la rodeaba, saltó abruptamente con las piernas abiertas sobre un joven de edad similar a la de ella y abrazándolo literalmente con las piernas y envolviendo la cintura del joven en cuestión, le plantó un beso en la boca. Debido a mi distracción momentánea estuve a punto de chocar con un autobús que se detuvo frente a mí.
Al continuar mi marcha, me fui reflexionando y vino a mi mente una vieja película de la cual no recuerdo el título, donde un hombre que cortejaba a una joven mujer, se conformaba con caminar junto a ella seguidos de un séquito de damas de compañía entre las que se encontraban la abuela, la madrina y dos tías de dicha joven, a la que vigilaban celosamente y hacían cierto disimulo cuando el galán tomaba la mano de su pretendida.
¡Cómo han cambiado los tiempos! Cierto es que siempre han existido relaciones donde se desborda la sexualidad, pero el hacerlo públicamente tal vez eso sea lo que próximamente podremos observar en las calles de nuestra ciudad a plena luz del día. Cuando el que esto escribe era joven, (no me hagan ¡uuuuuuuuuu!) si queríamos besar a la novia lo hacíamos en algún sitio donde no nos pudiera observar la gente, en la actualidad en cualquier sitio podemos observar parejas de jóvenes que se besan apasionadamente (además de juntar sus cuerpos) sin importarles quién o quiénes se encuentren a su alrededor. No es que me asuste ver estas escenas, sino que lo que más tristeza me da es ver que las “chavas” son las que toman la iniciativa la mayoría de las veces y parece que el que debe de ser cortejado es el muchacho.
Desde luego que estamos en un salto cultural diferente a otros tiempos, pero pongámonos a reflexionar que cada ser humano es valioso, y para mí la mujer es el ser que por su propia naturaleza es lo más bello que nos ha dado Dios a nosotros los hombres. Desde mi punto de vista la situación ha cambiado desde el mismo momento que la mujer hizo valer su igualdad de derechos ante los hombres y creo que esto de la “igualdad” también fue tomado como que a ella ya no era necesario cortejarla ni mucho menos tener atenciones hacia ella.
Hace unos meses al estar consumiendo alimentos en un centro comercial, pude observar a un grupo de jóvenes estudiantes de preparatoria que acompañados de varias compañeras llegaron y se sentaron en una de las mesas de ese lugar y todos los muchachos lo hicieron primero, dejando paradas a dos de las jovencitas que iban con ellos, esto no pasó desapercibido por una señora que se levantó de su lugar y les dijo a los muchachos que si ya no había caballeros obligando a dos de ellos a levantarse y cederles el asiento a las muchachas que se habían quedado de pie.
Todavía hay esperanzas.
Aunque con menos frecuencia todavía es posible observar serenatas o gallos con los que son cortejadas algunas mujeres, todavía existen las atenciones que todo hombre debe brindar a alguien que pretende así como las flores y las cajas de chocolates o dulces y también los globos que llevan algún mensaje de amor. Como adultos debemos de fomentar entre los jóvenes primero: que cualquier mujer debe de ser tratada como lo que es, un ser maravilloso que merece todo nuestro respeto y atención. Segundo: que las jovencitas se valoren y no piensen que por la igualdad no merecen el que un joven tenga atenciones hacia ella, pues ellas son muy valiosas. Tercero: enseñarles a los jóvenes que al ser atentos y detallistas hacia una mujer su hombría no se pierde sino al contrario se reafirma.
Aún abrigo la esperanza de que el romanticismo vuelva a ser si no lo que era antes, sí una manera de expresión hacia el ser más hermoso del mundo que es; la mujer.
Enviamos un afectuoso saludo a nuestros amigos y compañeros del Club Toastmaster Laguna Torreón: Manuel Cuevas Lira, Luis Mario Téllez, Yeramin Estrada Gómez y Diego Saucedo Guerra, por sus brillantes exposiciones el martes pasado ¡sigan adelante!
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