(Segunda parte)
Como comentábamos la semana pasada, Tachito, después de ser rechazado por el jefe de personal y estarse presentando todos los días a la misma hora. El director del banco se fijó en él, mandándole llamar para preguntarle qué hacía todos los días en dicha institución. Al estar frente al director y antes de contestar sacó de entre sus ropas la fotografía que siempre llevaba consigo y dirigiéndose al director le dijo que él tenía que mantener a su familia, y que por eso quería laborar en el banco. Al interrogarlo sobre su nivel de estudios, lejos de burlarse le agradó la osadía de aquel hombre, por lo que de inmediato tomó el teléfono y se comunicó con el jefe de almacén para preguntarle si todavía necesitaba a alguien que le ayudara en ese departamento, a lo que el empleado le contestó que sí. Acto seguido mandó llamar al jefe de personal el cual se sorprendió al instruirle el director que incluyera a Tachito en la nómina ya que a partir de ese momento se le contrataba como auxiliar de almacén.
Tachito cumplió con gran empeño su trabajo en un mundo de papeles, cintas para máquina y múltiples formatos, ya que en ese entonces no existían las computadoras como en estos tiempos. Demostrando con hechos su gran valía como empleado y persona por lo que con el tiempo ascendió a jefe de almacén.
Pero Tachito no estaba conforme con lo logrado por lo que armándose de valor acudió de nuevo con el director del banco al que le expuso que él quería progresar más en su trabajo y no quedarse como simple jefe de almacén. El director lo miró severamente y le preguntó; ¿Qué está dispuesto a hacer? A lo que Tachito le contestó que lo que fuera necesario. Sí le contesto el director, pero todo tiene un precio en la vida, y va a tener que trabajar muy duro para salir adelante. Mire le dijo, lo vamos a becar para que pueda estudiar comercio, pero va a tener que compensar su tiempo con horas extras, incluyendo sábados y domingos. ¿Acepta lo que le propongo? Sí contesto sin vacilar Tachito.
Y poniendo manos a la obra comenzó con sus estudios. No fue nada fácil, ya que apenas dormía y cada jornada era agotadora. Con el tiempo ascendió a cajero del banco y cada vez se hizo más útil e indispensable por lo que pasó a formar parte del ejército de oficinistas que en ese tiempo laboraban en los bancos. Llegó por fin el día de su graduación en la escuela comercial, logrando su primer escalón en la trayectoria de su vida y su trabajo.
Sin embargo con el tiempo se dio cuenta que si quería ocupar algún puesto de importancia dentro del banco tendría que esforzarse aún más. Por lo que solicitó entrevistarse de nuevo con el director del banco. Éste lo recibió afectuosamente y presintiendo a lo que iba, le preguntó en qué le podía servir. Sin dar muchos rodeos Tachito le dijo que quería estudiar secundaria y que necesitaba que le permitieran salir antes de las siete de la noche para poder asistir a clases. Sí le contesto el director, pero usted sabe que en muchas ocasiones es necesario quedarse hasta después de esa hora para poder terminar el trabajo diario del banco, y no sería posible de esa manera que usted pueda acudir a sus clases. -Pero le propongo algo-, le comentó el director: yo asignaré a otra persona para que termine el trabajo que usted deja pendiente, y usted me ayuda por las noches después de salir de clases a apoyar a los guardias de seguridad durante cuatro horas como un vigilante más. A lo que Tachito sin dudarlo contestó que sí.
Tachito era hombre de paz, por lo que le daban temor las armas de fuego y entre nerviosismo y sus estudios cumplió cabalmente con la labor. Entraba a las 8:30 de la mañana, y por las tardes a las 7:00 p.m. salía rumbo a la escuela, y regresaba al banco para terminar su labor a las dos de la mañana, así era de lunes a viernes y todavía acudía de vez en cuando los sábados a realizar trabajo de oficina, llevando esta rutina durante un buen tiempo. (Es en esta etapa de su vida cuando nos conocimos). En nuestra escuela se distinguió como alumno ejemplar, llegando incluso por el afecto que todos le teníamos a ocupar el puesto de presidente de la sociedad de alumnos. Hasta que concluimos juntos los tres años de secundaria nocturna... (Continuará. 2ª. de 3 partes).
Si tienes Algún tema en especial o alguna historia que desees que comentemos en esta columna por favor escríbenos a nuestro correo electrónico:
lavidayelservicio@yahoo.com.mx
Y te atenderemos con todo gusto. Gracias.