Mientras los vapores de cianuro inundaban el ambiente de aquel sótano, Félix conteniendo la respiración se acercó hacia uno de los cuerpos que se hallaban inertes en el piso, pudo comprobar que uno de los hombres ya no contaba con pulso, por lo que rápidamente se dirigió hacia otra de las víctimas. Dos hombres habían bajado a ese sótano con el fin de fumigar el mismo, para lo cual habían utilizado ácido clorhídrico y cianuro, pero por alguna razón algo falló siendo alcanzados por los vapores venenosos que esta combinación produce, no pudiendo alcanzar la salida de aquella mortal trampa. Esto ocurrió hace más de 40 años en nuestra ciudad, en un negocio que se encontraba ubicado en la avenida Hidalgo y calle Falcón denominado PH. Cuando la Cruz Roja recibió la llamada inmediatamente tres socorristas, corriendo apresuradamente subieron a bordo de una de las ambulancias y se dirigieron a toda velocidad hacia la negociación mencionada.
Félix iba a bordo de la misma unidad. Cuando llegaron a la escena del accidente y al enterarse de la peligrosidad del evento, sin pensarlo dos veces se apresuró a bajar al sótano de esa empresa. Cuando se dirigió hacia otro de los hombres comprobó que éste sí tenía pulso por lo que levantándolo en peso, lo colocó encima de sus hombros y haciendo un esfuerzo sobrehumano subió las escaleras siendo recibido en la calle por sus compañeros de Cruz Roja, quienes se aprestaron a brindarle auxilio a la víctima, cayendo en ese momento Félix inconsciente. Su recuperación le llevó mucho tiempo perdiendo más de dos terceras partes de su peso pero logró sobrevivir.
Sometido a una sentencia de prestar servicio social, un reo fue asignado hace ya más de diez años a una unidad de bomberos en la ciudad de Los Ángeles, California. Teniendo que cumplir con la sentencia de un juez local, por lo que no le quedó más remedio que asumir dicha sentencia. Por esos días se presentaron (como ya es costumbre), incendios forestales a los alrededores de la ciudad. Acudiendo al llamado de emergencia la unidad donde viajaba este hombre convertido en bombero voluntario. Pronto se vio combatiendo las voraces llamas que rodeaban un conglomerado de casas. Pero se habían metido en una trampa mortal por lo que tuvieron que abandonar a pie la escena del incendio, dejando abandonada la máquina de bomberos pues era imposible alejarse del lugar a bordo de la misma. Para escapar de aquella trampa, los bomberos bajaron cuesta debajo de una montaña mientras las llamas prácticamente los rodeaban. El reo aquél quien había sido acusado de actos de vandalismo propios de su juventud y era reincidente en los mismos delitos (se me hace que era grafitero), lejos de ser enviado a una escuela (perdón quise decir prisión), el juez decidió que mejor se dedicara a prestar un servicio social. Por lo que con todas las reservas de la Ley lo enviaron a un batallón de bomberos en la ciudad de Los Ángeles. Cuando bajaba la colina escuchó lo que le pareció ser un grito. La escena se tornaba cada vez más peligrosa por lo que regresarse sería prácticamente un suicidio. Pero mientras sus compañeros, corrían apresuradamente para salvarse, él se volvió hacia el lugar donde había escuchado esa llamada de auxilio y tosiendo entre lo denso del humo logró ver a una mujer quien apenas podía caminar acompañada de un niño de corta edad. Era una abuela quien llevaba a un niño de 12 años quien padecía de Síndrome de Down... Levantando al menor y conminado a la mujer a que se apoyara en su brazo, con muchas dificultades y en peligro de muerte, logró evacuar a ambas víctimas fuera del alcance de las llamas. Cuando la ciudad de Los Ángeles, condecoro a este bombero voluntario, él comentó que por fin había encontrado un sentido a su existencia y que deseaba continuar sirviendo en el batallón de bomberos.
Estos dos relatos que fueron verídicos. Nos hacen reflexionar sobre lo que en nuestros tiempos sucede con muchos jóvenes que no encuentran sentido a su existencia. Llegando a convertirse en esclavos de la delincuencia y la drogadicción, y lo peor de todo que al sentirse vacíos recurren al suicidio. Pero pienso que depende mucho de nosotros inculcar en los jóvenes un espíritu de servicio. Hace más de un año, me tocó asesorar a un grupo de jóvenes que con mucho entusiasmo y espíritu de servicio se dedicaron a realizar labor social remozando una placita la cual se encontraba completamente abandonada, y pude comprobar que en nuestra juventud se encuentra la semilla que espera ser germinada para dedicarse a cosas útiles y en beneficio de la humanidad. Nuestros jóvenes desean fervientemente dedicarse a alguna labor que los aleje de la rutina, y les ofrezca la oportunidad de sentirse realizados en su vida. No los desperdiciemos si tienes hijos jóvenes nietos, sobrinos, etc. Acércalos a alguna institución o club de servicio donde puedan desarrollar alguna labor que los haga sentirse útiles e importantes. Que la vejez (perdón quise decir la necedad) de algunas personas que se encuentran al frente de algunos clubes de servicio o instituciones de labor social, no sea el obstáculo para impedir que nuestros valiosísimos jóvenes puedan dedicarse a servir a la humanidad y sobre todo sentirse realizados en su vida.
Un saludo a Edith, Jorge, César e Ismael Facio. Que son un ejemplo de que cuando se quiere se pueden lograr cosas maravillosas.
¡HASTA LUEGO!
Comentarios y sugerencias al correo electrónico:
lavidayelservicio@yahoo.com.mx