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VIDA Y SERVICIO

“ÁBRELES TU PUERTA”

DR. GUILLERMO RODRÍGUEZ RIZADO

Aquella noche otoñal el viento era fresco. Con su cuerpecito sumamente enrojecido por la sarna que lo cubría, y apenas con 3 pelitos en su cabeza, rasguñaba la puerta de aquel pastor de una iglesia de las llamadas cristianas. El pastor al escuchar los rasguños sobre su puerta abrió ésta intempestivamente, para descubrir, que la causa de aquellos rasguños era un pequeño perrito de la raza french, extremadamente flaco y con el costillar que se asomaba sobre la piel, a gritos le pidió que se largara. El animalito no acertaba a obedecer pues estaba tan débil que apenas podía sostenerse en pie y se recargaba contra la pared. El pastor al ver que el perrito no le hacía caso, entró a su casa y volviendo con un balde de agua arrojó ésta encima del pequeño animal. Por lo que no le quedó más remedio al pobrecito perro que emprender la retirada dando bandazos por lo débil que se encontraba. Un vecino del pastor que observó la escena corrió a su casa y en un platito trajo un caldillo que contenía carne de res cocida que ofreció a aquel perrito. El animalito apenas podía abrir el hociquito para probar aquel alimento, pues de seguro llevaba varios días sin probar alimento. El pequeño french debido a las atenciones de la esposa del vecino aquél, poco a poco se fue recuperando siendo atendido de su sarna, transformándose como el patito feo en un hermoso perrito blanco.

Recordé esta historia verídica mientras circulaba por una de las avenidas de nuestra ciudad, cuando en un retorno para automóviles, me encontré a un pequeño cachorro al parecer de labrador atropellado, lo más increíble del caso es que otro perro de tamaño mediano estaba parado a un lado del perrito atropellado, como tratando de auxiliarlo ya que no se apartaba de él. Estacioné mi automóvil frente al lugar donde estaban los perritos y al pretender cruzar la avenida que está muy transitada, un señor de edad madura corrió hacia donde estaba el perrito levantándolo con una franela, y evitando con esto que el animalito fuera rematado por otro automóvil. El perro que lo cuidaba al ver que el pequeño can ya era auxiliado se alejó del lugar. El señor aquél lo llevó a un pequeño negocio de alimentos donde lo puso en una cajita de cartón, comentándome que iba a buscar atención veterinaria para el animal.

Cuando Dios arrojó a Adán y Eva del paraíso, nos entregó la responsabilidad de ver y hacernos cargo de los demás animales. Pues se supone que nosotros contamos con algo que se llama entendimiento y raciocinio. Por lo que no me explico por qué existen seres que los odian. Los animales al igual que nosotros compartimos el mismo planeta, y debido principalmente a que poseemos inteligencia, nos hemos reproducido de una manera geométrica pues los avances de nuestra “civilización” nos han hecho sobrevivir en este mundo. Casi todos los días escucho a gente llamar a las radiodifusoras quejándose porque en determinada colonia existen muchos perros callejeros. Cierto es que en materia de salud esto representa un riesgo. ¿Pero quiénes son los responsables de que exista tanto animal callejero?... Acertó amable lector ¡nosotros mismos! Mucha gente adopta pequeños cachorros para que sus hijos jueguen con ellos, pero al igual que cualquier ser humano los perros necesitan atenciones y cuidados y desde luego educación. Y muchos de estos perritos acaban abandonados en la calle, siendo víctimas de maltratos así como de atropellamientos que en muchas ocasiones les ocasionan severas lesiones o la muerte. He sido testigo de perritos que se arrastran lastimosamente por lesiones en su médula espinal así como de otros que vagan por nuestras calles muertos de hambre y lo peor de sed. Existe gente que sólo llevan la clasificación de “humanos” de adorno, pues son capaces de lastimar a estos indefensos animalitos ya sea a pedradas o con sus automóviles y lo que es peor que incitan a sus hijos a hacerlo, pues tal vez sus almas estén tan faltas de amor que descargan su amargura contra esos seres inocentes. Por esto te pido desde esta humilde columna, que les abras tu puerta a estos pequeños seres que necesitan de tanto cariño y si los educas adecuadamente te aseguro que tendrás en tu vida a alguien que jamás te traicionará y te dará uno de los amores más grandes que hayan existido en tu existencia.

Si lo deseas puedo enviarte un hermoso mensaje que alguien me hizo favor de enviarme por Internet, que se llama; “diario de un perro” sólo solicítalo a mi correo electrónico.

Un saludo al Dr. Leonel Rodríguez Rodríguez, quien es testigo del gran amor que pueden brindarte los perros. Así como a mi esposa Thelma, quien siempre ha dedicado gran parte de su vida y muchas horas de trabajo y angustias por estos maravillosos animalitos.

Comentarios y sugerencias al correo electrónico:

lavidayelservicio@yahoo.com.mx

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