(Primera parte)
“TACHITO”
Amables lectores el día de hoy quiero hacer un reconocimiento a una de esas tantas personas que se han esforzado durante toda su vida. Quizás ustedes también conozcan a alguien que sin ser un personaje reconocido en la sociedad ha obtenido grandes logros personales y no por eso deja de ser una persona valiosa como a la que me refiero en esta columna, su nombre: “Tachito”.
Conocí a Tachito, que era como lo llamaban afectuosamente sus compañeros de trabajo hace más de 35 años, cuando el que esto escribe cursaba su primer año de secundaria en una escuela nocturna para trabajadores cuyo nombre era escuela secundaria Nicolás Bravo. En el primer día de clases Tachito llego al aula y ocupó un mesa-banco delante del mío, pasaron en ese momento como 15 minutos y yo pensé que él era el maestro de la clase de historia, ya que dicha materia que se nos iba a impartir en esa hora. Él iba ataviado con un traje negro camisa blanca y corbata, pero grande fue mi sorpresa al enterarnos por boca suya que él era un compañero más de nuestra clase. A pesar de tener más años que el promedio de los alumnos de ese entonces (la mayoría fluctuábamos entre los 15 y 18 años) se ganó pronto el afecto de todos nosotros.
Tachito nació en un ejido de los tantos que se formaron cuando Cárdenas realizó el reparto de tierras en todo el país. Y al igual que muchas familias de esos tiempos su familia era muy numerosa y humilde. Estudió la primaria en una escuela rural y como todo joven campesino en esos años se dedicó a las labores propias del campo. Fue durante un baile que conoció a la que iba a ser la compañera de toda su vida, de la cual se enamoró, y siendo ambos aún muy jóvenes contrajeron matrimonio y pronto tuvieron varios hijos.
Al paso de los años Tachito se dio cuenta que con lo que ganaba en el campo le era insuficiente para mantener a su familia. Y es en este momento, donde surge el temple que distingue a algunos hombres de muchos otros, pues tomó una determinación que iba a ser crucial para el resto de sus días, pues decide trasladarse a la ciudad con todo y su familia con el objetivo de buscar un futuro mejor para él y los suyos.
Llegando a la ciudad se dedicó a buscar trabajo, pero muy pronto se dio cuenta que debido a sus pocos estudios los trabajos que encontraba apenas le daban para mal comer, por lo que se dedicó a vender ollas y cacerolas casa por casa mejorando en algo sus ingresos. Pero el espíritu indomable de este gran hombre no se quedó quieto, ya que no estaba satisfecho con lo obtenido hasta ese momento.
Un buen día se paró frente al gran edificio de un banco, justo a la hora en que entraban a laborar los empleados del mismo, viendo lo bien vestidos que iban dichos empleados, pensó hacia sus adentros “yo quiero trabajar aquí”, y con paso firme aunque con cierto temor se dirigió hacia la puerta del mismo. Al entrar al banco se dirigió a un escritorio donde se encontraba una secretaria a la cual le preguntó con quién podía hablar para que le dieran trabajo en ese lugar, dándole indicaciones la señorita que pasara con el jefe de personal de dicha institución el cual se negó a atenderlo, haciendo dar vueltas durante muchos días. Cosa que no lo hizo desistir de su propósito, demostrando su gran tenacidad logró al fin ser recibido por este hombre.
Al entrevistarlo, Tachito, sacó de entre sus ropas una fotografía que siempre cargaba con él, en donde aparecía toda su numerosa familia que había procreado. Pero al preguntarle aquel hombre, qué estudios tenía, hizo una mueca burlona al enterarse que apenas sí había terminado la primaria, indicándole que de momento “estaban completos” y no tenían ninguna vacante pero “que siguiera dándose sus vueltas” por si acaso había algo. Craso error de este hombre; que no conocía el espíritu indómito de Tachito, por lo que a partir de ese momento y sin descuidar su venta de ollas y sartenes, todos los días se presentaba a la hora que abrían el banco para ver si existía alguna oportunidad para él, al grado que todos los empleados del banco lo fueron conociendo y lo empezaron a llamar por este diminutivo de su nombre (Tachito). Pasaron los días las semanas y los meses y él no cedía en su empeño, cosa que no pasó desapercibida por el director del banco que ya lo había observado en varias ocasiones. Mandándole llamar para preguntarle qué tanto hacía todos los días a la misma hora... (continuará). 1ª de tres partes.
El patronato de CHILD, A.C. pro construcción de la casa hogar para niños desamparados invita a todo el público que desee asistir el día de hoy al gran bazar que tendrá verificativo en Independencia número 233 poniente, entre Mina y avenida Bravo a partir de las 9:00 hasta las 19:00 con venta de artículos para el hogar así como ropa nueva y en buen estado que podrán adquirir a precios muy económicos por lo que hago una invitación a todos nuestros lectores para que asistan y cooperen con esta noble causa.
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