Ha llegado el año 2008 con esa carga emocional, siempre positiva, que trae aparejado el Año Nuevo; obviamente le deseo a usted, amable lector, que la salud, la felicidad, el éxito y toda clase de bendiciones caigan a raudales y sean extensivas a todos sus seres queridos.
El futbol mexicano también arranca tempranito en el joven año y desde el dos de enero tendremos actividad en el llamado Torneo Interliga, el cual ha sido la mejor ocurrencia de nuestros directivos para resolver la problemática de decidir cuáles clubes nacionales asisten a la Copa Libertadores de América.
Así que mientras el resto de los mortales, entre los que espero estemos usted y yo, se dedican a engullir cuanto plato queda a su alcance y vaciar botellas de licor como si en ello les fuera la vida, los integrantes de ocho equipos mexicanos brincan la frontera y se la rifan en pos de dos boletos para la justa continental.
Como dicen por ahí, viendo el payaso y soltando la risa, pues se espera que los paisanos que viven allende el Bravo se retraten en las taquillas para lograr hacer productivo el negocito.
El diseño del evento tiene su chiste puesto que los ocho clubes quedan sembrados en dos grupos, de cuatro cada uno y los dos mejores califican a las finales. Luego se enfrentan el primero de un grupo contra el segundo del otro y viceversa y los ganadores califican a la Libertadores de acuerdo a sus números, por lo que no podemos hablar de una gran final.
El método ha tenido detractores, Ricardo “Tuca” Ferreti por ejemplo, quienes afirman que debería existir otro sistema para elegir a los cuadros que competirán en Sudamérica pero no aportan una solución; quizá no sea lo ideal pero tiene algunas ventajas.
Una de ellas consiste en que, independientemente de lo que está en juego, los equipos pueden hacer una real pretemporada practicando el futbol en competencia, en lugar de enfrentar a cuadros extranjeros de ínfimo nivel o a sus filiales de Primera A o Segunda División, lo que resulta normalmente una pantomima. Lo negativo estriba en que los jugadores llegan de unos trabajos físicos exigentes o recién contratados, lo que eleva el riesgo de una lesión de consideración. El caso es que Atlas, Monarcas, América y Toluca se verán las caras en el Grupo A y San Luis, Monterrey, Cruz Azul y Universidad harán lo propio en el B en pos de ese par de boletos.
Por historial, “choriceros” y “águilas” en un sector y “cementeros” y “pumas” en el otro deben calificar, pero con las circunstancias que hemos señalado cualquiera se puede colar.
Ahora que, la verdad, ir a la Libertadores viste mucho, genera prestigio pero es como sacarse al tigre en la rifa pues está comprobado que sólo con un plantel rico en calidad y cantidad se puede hacer frente a los dos torneos, y eso, créanme, cuesta un dineral.
En fin, a partir de mañana, futbol mexicano en gabacho, pagado en dólares, con arbitraje gringo para ir a jugar en Sudamérica. Parece de locos ¿no?
