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Vigencia de Juárez

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Lo que sigue es un extracto de algo que escribí hace siete años. Sigue teniendo vigencia. Como Juárez. Va por él en su día:

Como buen liberal, Juárez hubiera prestado su pluma para firmar el TLC. Le hubiera encantado que un país cerrado y cerrero se abriera al comercio mundial; que el carácter exportador que México tuvo durante el Virreinato y el Porfiriato se retomara, y con tanto éxito.

Como buen liberal, Juárez hubiera estado feliz con la destrucción de una estructura colectivista, ineficiente y de subsistencia... como el ejido. Algo que se suele olvidar es que la gran hacienda porfirista arranca no sólo con la extinción de los latifundios de la Iglesia, sino con la Ley de Subdivisión Territorial... emitida por Juárez. Este ordenamiento (contra el que se rebelaron quién sabe cuántos grupos indígenas, a los que Juárez, Lerdo y Díaz reprimieron haciendo muy liberal uso de los rifles, si se me permite el juego de palabras) pretendía convertir a los indígenas en pequeños propietarios, granjeros independientes según el modelo norteamericano. Claro, la destrucción de la unidad territorial de los pueblos terminó en el peonaje y el latifundio porfirista... capitalista, exportador, de excedentes. El ejido posrevolucionario intentó resarcir los despojos a los pueblos... proceso iniciado por Juárez y Lerdo (con todas las mejores intenciones del mundo, of course).

A Juárez le hubiera parecido extraño que no se permitiera la entrada de capital extranjero a invertir en lo que fuera. Después de todo, sin ese dinero, él jamás hubiera sido el primer presidente mexicano en viajar en tren. Que el país esté en riesgo de quedar sin electricidad ni gasolina porque se limita la inversión privada en ese ámbito (y en base a un oscuro alegato sobre la soberanía) no sólo le hubiera sorprendido: lo hubiera considerado una soberana tontería.

Como buen liberal, Juárez no estaría muy de acuerdo con que se hicieran distinciones legales entre mexicanos dependiendo del color de la piel (o de la tierra, que ahora resulta ser blanca encapuchada); que hubiera unos mexicanos libres, modernos, y otros sometidos a costumbres ancestrales en pleno siglo XXI. Claro, a él y a sus sucesores les falló el integrar a los indios a la nación. Pero algo me dice que las distinciones autonómicas le hubieran calado como patada en el estómago. Después de todo, él llegó a Presidente bajando de la sierra, no quedándose muy autónomamente en ella...

Estoy segurísimo que a Juárez le hubiera llenado de rabia ver la nómina de las Cámaras de Diputados y Senadores. Y hubiera reventado de coraje al ver los costales de dinero con que el IFE subsidia a esas pandillas de ganapanes que componen la mayoría de nuestros dizque partidos políticos.

Como buen liberal, en fin, Juárez hubiera despreciado la burocracia ineficiente y cerril, los partidos morralla, la corrupción rampante, los extraños alegatos de la familia Batres y el paternalismo hacia “los inditos”.

¿De qué lado estaría hoy Juárez?

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