Los hombres del presidente
Cuando el río suena es que agua lleva. Y cuando se trata de intereses obscuros y transacciones empresariales dudosas de políticos mexicanos, puede usted apostar 3 a 1 a que efectivamente el agua corre y a que ciertamente corre con fluidez. Hace unos días López Obrador presentó copias de convenios entre Pemex y Transportes Especializados IVANCAR firmados por el Madrileño y siempre bien vestido Juan Camilo Mouriño -ahora Secretario de Gobernación- actuando como apoderado legal de IVANCAR: el 20 de diciembre de 2002, el primero de septiembre de 2003 y el 29 de diciembre de 2003. En esas fechas Mouriño fungía como asesor del entonces secretario de Energía, Felipe Calderón, y se había desempeñado como presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados. Poco después de la firma de esos convenios, Mouriño fue designado subsecretario en la Secretaria de Energía. Los dos contratos presentados por “El Peje” amparan la prestación de servicios por entre 3 y 8 millones de pesos (cada uno) en beneficio de las firmas de los Mouriño.
Habrá quienes descalifiquen estas acusaciones por venir de López Obrador, pero no creo que haya mexicano en su sano juicio que sea tan ingenuo para creer que no hay favoritismo, nepotismo y corrupción en la asignación de estos contratos a las empresas de los Mouriño, y podría usted apostar 2 a 1 a que -si le “rascan” bien- hasta el mismísimo Calderón saldría salpicado.
El secretario de Gobernación -español de nacimiento y naturalizado mexicano- se ha defendido de estas acusaciones asegurando que la relación entre su familia y Pemex se remonta a más de 20 años - ciertamente de eso nadie lo cuestiona- y afirma que desde 2003 está totalmente desvinculado de los negocios familiares (un consorcio con poco más de 80 empresas). Visto fríamente no sería aventurado pensar que tras las intenciones del Gobierno de Calderón de acelerar la apertura de Pemex a la inversión privada, existan presuntas aspiraciones y sigilosas acciones ambiciosas de algunos de los hombres del presidente.
“Joer Ivan!, olvídate del transporte, concéntrate en la privatización y veamos como nos acomodamos ahí”
El Gobierno ha gastado fortunas para convencer a la opinión pública de las bondades del capital privado bajo distintas modalidades, y que esto no supone entregar un recurso natural que presumiblemente pertenece a los mexicanos.
Mientras los mexicanos se desgarran las vestiduras, Don Carlos Mouriño -también dueño del equipo de fútbol Celta de Vigo- disfruta de los partidos de su equipo en su residencia en España, mientras en México Juan Camilo busca los nuevos estilos de Ermenegildo Zegna en el último ejemplar de la revista GQ. Esas son las aguas que se escuchan en el río.
luis.flores@rbc.com