Olga Pareras es una jubilada española empeñada desde hace seis años en recrear el espíritu de la Navidad en su piso de Barcelona, que es visitado cada año por estas fechas por centenares de niños.
Un belén gigante, con figuras de hasta 1,40 metros de altura, como es el caso de los camellos de los tres Reyes Magos, hechos con papel "couché" y ataviados con lujosas prendas de vestir, es el principal atractivo, aunque toda la casa, de algo más de 100 metros cuadrados, reproduce la Navidad.
La habitación destinada a albergar el belén está decorada con telas azules de las que cuelgan nubes de algodón, estrellas y hasta una luna.
Pueden verse además, maquetas y reproducciones de animales que evocan el espíritu de estas fiestas.
El visitante se encuentra también con una veintena de reproducciones de Papa Noel, subiendo o bajando por cuerdas y escaleras, moviendo su gran barriga al son de un villancico e incluso tocando la batería.
Centenares de niños y de adultos, "amigos de amigos de amigos" -dice Olga-, se acercan cada año a visitar este belén, que su propietaria instala aproximadamente desde el 30 de noviembre hasta el 6 de enero.
"Si consigues que un niño viva la magia, sea con la Navidad o con cualquier otra excusa, aprenderá de mayor a crearla. No me gustaría vivir en un mundo sin magia ni creatividad", asegura Olga, que ha traído gran parte de sus maquetas y motivos navideños de Estados Unidos y México, donde vive uno de sus hijos.