La actuación del árbitro Roberto García en el partido de vuelta de la final del Torneo Apertura 2008 entre Toluca y Cruz Azul será recordada como una de las peores en la historia del futbol mexicano, por sus decisiones en el tiempo reglamentario y en la serie de penales.
Toda esta "pesadilla" que vivió el silbante regiomontano surgió desde la misma Comisión de Arbitraje de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) al designarlo, luego de las declaraciones de José Antonio García, presidente del Atlante, en el sentido de que un hijo de García Orozco jugaba en un equipo propiedad de la Máquina.
Palabras realizadas después de la eliminación de Potros de Hierro precisamente a manos de los celestes, duelo en el que García Orozco tampoco tuvo una actuación muy limpia y que fue acusado de favorecer a los capitalinos.
Ante esto, Aarón Padilla, titular de dicha comisión, defendió la designación al aclarar cuál era la situación real del hijo del árbitro, así como de su hijastro.
"Roberto García está casado con la señora Irma Villanueva y tiene un hijo llamado Luis Roberto García, de nueve años y no participa en ningún club. La señora Irma tiene dos hijos de otro matrimonio, uno de ellos, Óscar Mondragón, de 15 años, participa con el Club Atlético Huejutla de la Tercera División, que no tiene ninguna relación con Cruz Azul", señaló.
Con toda esta presión se presentó a dirigir este partido que en primera instancia parecía llevar correctamente, pero que conforme el reloj transcurría se iba descomponiendo hasta convertirse en una catástrofe.
Su primer gran error se dio en el segundo tiempo al no mostrar una segunda tarjeta amarilla, y por consiguiente la roja a Gerardo Torrado, quien cortó un avance en tres cuartos de campo y que prometía ser peligroso para los Diablos Rojos.
Ante esta falla, compensó a Toluca al no señalar un claro penal de José Manuel Cruzalta, quien además debió irse expulsado por la fuerza desmedida en la entrada que cometió sobre César Villaluz, que tuvo que abandonar el campo en camilla y con oxígeno, para dejar con diez hombres a los capitalinos que ya habían agotado sus cambios.
Una falla más ocurrió en la jugada que precedió el segundo gol de Cruz Azul, y que significó el empate global, ya que señaló tiro de esquina cuando el balón había sido tocado en última instancia por Alejandro Vela.
Para redondear su pésima actuación, no tuvo el valor de repetir el penal que el portero argentino Hernán Cristante le detuvo a Alejandro Vela y que definió la serie a favor de Toluca, pese a que el sudamericano se adelantó de manera evidente no sólo en éste tiro, sino en los seis anteriores.
