Las personas que habitan en las chocitas ubicadas en el sector conocido como “El Chicharrón”, sufren todo tipo de calamidades.
Las familias que viven en el sector conocido como “El Chicharrón”, presumen su fuerza de voluntad en estos tiempos de lluvia. Lo anterior, porque han resistido todo tipo de calamidades por vivir en chozas poco acondicionadas y donde las goteras están por todos lados.
En tiempos de lluvia, en tiempo de frío y cuando llegan las polvaredas, su tesón por conseguir un lugar propio para vivir, parece ratificarse. Es el caso de Jovita Peralta Díaz, quien junto con su esposo e hijos, edificaron ya una casita de adobe.
El punto donde se ubica este sector bautizado por sus habitantes como “El Chicharrón”, se encuentra aledaño a los antiguos campos de futbol, ahora cedidos por el Municipio al Club Rotario de Torreón para la construcción de una Clínica de Salud Mental.
Se llega al lugar por la carretera al ejido Filipinas, desde donde se logran ver la fila de chocitas. Son más de 150 familias las que están interesadas en comprar la propiedad, “más no todos viven aquí, pues no muchos aguantan tanta penuria”, dice Jovita.
Lo que pasa es que no tienen ningún servicio público. Ni agua potable, ni electricidad y mucho menos drenaje. La gente que ahí habita, como puede, obtiene los servicios.
“Traemos agua en tambos, en tinas, en tanques, en lo que sea, en las noches prendemos veladoras, para nosotros las telenovelas se acabaron y para cocinar, volvimos a los tiempos de antes, prendemos leña o carbón para preparar los alimentos”, dijo.
La señora informó que el líder del lugar, mantiene las negociaciones con las autoridades municipales para lograr la compra de los terrenos que al parecer pertenecen a los ejidatarios de José María Morelos, “parece que no se niegan a eso, pero es momento en que no vemos clara su decisión de vender”.
Mientras esto sucede, Jovita platica que las últimas lluvias mojaron todas sus pertenencias, “todavía no estaba listo el cuartito de adobe, apenas lo terminaron ayer y por eso, hasta la ropa se nos mojó”.
De hecho, ayer la mujer estaba colocando todas las prendas húmedas en el frente de su casa para su exposición al Sol. “A ver si se secan ahora que está bonito el día, pues andamos con la misma ropa porque no tenemos qué ponernos...”.
