Cientos de personas se dieron cita en Viesca para apreciar el trabajo de la artista tapatía Lucía Maya. (Fotografías de Sergio Reyes)
Lucía Maya y Astrid Hadad presentaron una original intervención en Viesca como parte del Festival Artístico Coahuila 2008.
Y la mujer con mirada de horizonte caminó lentamente por la calle de la plaza, con un raro vestido de novia con barcos y un ramo de flores azules. Era Astrid Hadad, dando inicio al performance que presentó el domingo la artista Lucía Maya en Viesca, Coahuila, dentro del Festival Artístico Coahuila 2008 y el Mes de la Estampa.
Fue un domingo diferente, los lugareños veían con curiosidad a la cantante que arribó al escenario, y primero se pidió un minuto de silencio por los fallecidos en Pasta de Conchos, y luego, entre varios problemas con el audio Astrid logró salir adelante y convertir una sencillísima presentación en una velada para recordar.
Los laguneros llegaron hasta el sitio para conocer la propuesta de Lucía Maya basada en un trabajo que hizo en el mes de marzo en la salina de este lugar, misma que se llamó Naufragios de Sal, y ahora ocho meses después la creadora regresa a Viesca para dejar constancia de su propuesta a través de un mural que plasmó en la cantina de Viesca bajo el título Paraíso Tomado, haciendo referencia al nombre de la cantina que es Paraíso Terrestre.
El recital resultó todo un éxito, y al finalizar la música Astrid Hadad invitó a los asistentes a presenciar la inauguración del mural en el cual participaron los artistas del taller de grabado El Chanate: Miguel Canseco, Patricia Hernández, Vinicio Fabila, Jesús Soto y la propia Lucía Maya.
Todos los asistentes se trasladaron a la cantina, y había de todo, actores, pintores, grabadores, escritores, entre ellos: Alonso de Alba, Salvador Botello, Rodrigo Camacho, Martha Chávez, Teresa Hernández, Román Eguía, Ivonne Gómez, entre otros.
Ubicada a una cuadra del escenario, las dos puertas del ‘Paraíso Terrestre’ no fueron suficientes para dar paso a los cientos de personas que se acumulaban en el interior del espacio, y así, en medio de dos viejas mesas de billar, Lucía Maya y Astrid Hadad se abrieron paso para cortar con unas tijeras la enorme manta con la que estaba cubierto el mural, el aplauso no se hizo esperar, aunque se esperaba que el trabajo tuviera muchos más motivos, pero de todos modos el ambiente y la presencia de Astrid como una espectadora más fue suficiente para que se diera un verdadero domingo surrealista, pues al terminar las fotos, la artista fue a cambiarse para estar más cómoda y pasó una grata velada entre tragos y risas con los laguneros.
Al rato las luces se apagaron y se proyectó un video con música de Carl Orff con algunas imágenes del mural todo digitalizado, y también con algunas escenas que mostraron el proceso de creación del mural.
Mientras tanto, afuera en la plaza hubo más música y los camiones que trasladaban a los asistentes de la ciudad se regresaron alrededor de las nueve de la noche, entre anécdotas y risas, todos contentos de haber estado en un domingo diferente, en donde la propuesta experimental fue la pauta.
