Inversionistas y empresarios Mexicanos se preguntan ¿Cuál será la afectación de la crisis del crédito?
¿Cuáles serán las consecuencias para la economía mexicana?
¿Como se verán afectados los negocios en México? ¿Que repercusiones tendrá en las exportaciones y en el empleo?
¿Es esta crisis una depresión económica como la de los años 30’s?
Algunas consideraciones sobre la economía de norteamericana:
La crisis financiera por la que pasa Estados Unidos no tiene precedente – es cierto-, pero también es verdad que las condiciones y el entorno económico global en el que vivimos no son las mismas que en 1929.
La presente crisis del crédito es el problema medular que en este momento esta teniendo repercusiones en las demás áreas de la economía.
Es por esta causa que el paquete de ayuda del tesoro americano – que hasta ahora se estima en 750 mil millones de dólares- se focaliza en el rescate y estimulo a esta variable económica.
El crédito es fundamental para el buen funcionamiento de la economía y los mercados financieros, es mediante el crédito que la gente puede comprar una casa, y puede invertir en el establecimiento o crecimiento de los negocios.
El crédito genera proyectos y estos generan empleo, el empleo genera recursos, y los recursos generan consumo, que a su vez estimulan las ventas en los negocios.
Los 750 mil millones de dólares será un costo muy pequeño comparado con el costo de que la economía fallara en su conjunto, por la falta de crédito.
En la medida que los bancos y empresas financieras siguieran quebrando, el crédito disponible seguiría disminuyendo en la economía, y sin crédito las personas no podrían comprar una casa, no podrían continuar la marcha de los negocios, y los empresarios no podrían invertir ni expandir sus negocios.
El problema es similar – en algún sentido- a la decisión que tomo el gobierno mexicano hace algunos años para rescatar de la quiebra a muchos bancos.
Las analistas financieros esperan que el mercado inmobiliario de Norteamérica toque fondo pronto y que los precios de las propiedades empiecen poco a poco a recuperar sus valores normales.
Mientras que esto sucede, el gobierno tendrá que hacer uso de recursos públicos para mantener la encomia a flote.
La situación de México es particularmente vulnerable.
La dependencia económica con los Estados Unidos es y ha sido un factor determinante que es historico para México.
Noventa por cierto de las exportaciones mexicanas van hacia el mercado americano, y los consumidores americanos se encuentran en un problema grave de liquidez.
La dependencia que tiene México con la economía americana es la mayor en todo el mundo.
Dada la poca diversificación de las exportaciones mexicanas es obvio que este sector se vea deprimido.
México tiene dos grandes fuentes de recursos, que significativamente son la mayor fuente de ingresos para toda la economía: La venta del petróleo y los envíos de remesas de los indocumentados.
Estados Unidos también pasa por una crisis de desempleo muy grave –producto de la desaceleración económica-.
Los índices de desempleo han alcanzado niveles históricos por encima del 6%, buena parte de esta falta de empleos afecta desde luego a la población flotante, a los indocumentados, a los braceros que envían transferencias a México.
Varias regiones de México, como Zacatecas, Michoacán, Durango, y varias zonas del sur del país, han sentido ya los efectos de este fenómeno particular.
La situación del petróleo mexicano es un asunto aparte, la gravedad de las finanzas de PEMEX no es un asunto nuevo, y la falta de capital para invertir en nuevas exploraciones e infraestructura es un problema para México.
Las finanzas públicas del gobierno Mexicano ya han empezado a sentir los efectos de la volatilidad de los precios del petróleo, y las últimas disminuciones de los petroprecios auguran que algunos de los programas del gobierno recibirán disminuciones y recortes en sus presupuestos.
México pasa también por una etapa difícil para la atracción de inversión extranjera.
La desaceleración de la economía americana ha detenido muchos proyectos de expansión de las empresas y la inseguridad que se vive en todo el país ha enfriado las intenciones de muchos inversionistas.
Por si esto no fuera poco, el mundo pasa por un fenómeno inflacionario para los alimentos básicos.
Este problema es especialmente difícil para los países con economías emergentes, como es el caso de México; el alza de precios de los alimentos básicos no solo trae presiones inflacionarias sino que representa un problema mayúsculo para las personas con menores recursos – para los más pobres-, alimentando así un terreno fértil para el crimen organizado y para la generación de mayor delincuencia. El problema es grave para Estados Unidos pero ciertamente no lo es menor para los Mexicanos.
luis.flores@rbc.com
