Carlos Reygadas, feliz con sus dos galardones reveló que se tomará un descanso del Séptimo Arte. (Fotografías de Agencia Reforma y Jam Media)
Silvia Pinal prefiere festejo privado, mientras que los Rovzar echaron la casa por la ventana.
La cinta Luz Silenciosa, ganadora de cinco premios Ariel, saldrá a la venta en julio próximo. Y luego de ello, Carlos Reygadas, su realizador, descansará un poco del Séptimo Arte.
“Por ahora no tengo ningún otro proyecto, voy a descansar... cuando lo tenga será una sorpresa y volveré a tener a no actores en ella”, indicó. El director agradeció que la cinta haya obtenido tantos premios dorados.
Luz Silenciosa, protagonizada por un menonita real (Cornelio Wall), cuenta la historia de Johan, un menonita casado y con varios hijos que se enamora de otra mujer. La pasión de Johan genera fuerte dolor en la esposa, la amante y en él mismo, en el marco de una comunidad conservadora y con una terca religiosidad.
“Como lo dije antes: habrá mejores películas que la mía, o malas, pero lo importante es hacerlas y que uno quede contento con ellas”, señaló.
“No sé si el premio sirva para levantar otra película, eso es muy difícil de cuantificar, pero en estos momentos estoy muy agradecido, de verdad”, añadió.
Con los cinco Ariel, “Luz silenciosa” alcanzó más de 20 galardones, entre nacionales e internacionales, destacando en estos últimos el Premio del Jurado en el festival de Cannes.
Reygadas generó aplausos cuando, al recoger el premio como Mejor Guión Original, dejó que fuera su protagonista Cornelio el que tomara la palabra. “Es para él porque él fue quien ayudó a contar la historia, a terminar el guión”, expresó.
Abucheos, errores y llanto
La entrega del Ariel empezó con un juicio masivo, lapidario y espontáneo. El presidente de la Academia, Pedro Armendáriz, apareció para pronunciar los agradecimientos de rigor a todo el aparato burocrático del cine y la cultura. Empezó por mencionar a Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública. Desde gayola se escucharon algunos abucheos aislados.
Armendáriz continuó: “Agradezco también la lana que aportó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y a su presidente...”.
En ese momento los abucheos se generalizaron. De la gayola, los chiflidos bajaron a los palcos y remataron en las lunetas con gritos unívocos: nadie estaba agradecido con el presidente de Conaculta, quien ha sido acusado de derrochar dinero del erario para hacer viajes en primera clase.
Armendáriz se desconcertó: “Eh, ¿qué pasa? ¿qué pasa? -se repuso y continuó- Al presidente de Conaculta Sergio Vela”. Los abucheos cesaron en cuanto quedó atrás el nombre de Vela. Y hubo incluso algunos aplausos cuando se mencionó el apoyo de IMCINE. Su directora, Marina Stavenhagen, respiró aliviada por dicha reacción y hasta se congratuló con su compañero de butaca. Además de este juicio lapidario, la ceremonia tuvo tres errores notables, seis entregas de Ariel peculiares, dos momentos de llanto franco y uno que otro chiste bueno del conductor Andrés Bustamante.
De los errores, el que cometió Julieta Fierro resultó hasta divertido. La científica presentó a los nominados para los premios en cuestiones técnicas, categoría dominada por la cinta Kilómetro 31. Pero leyó mal el título y en su lugar dijo: “Kilómetro 13”.
Los otros errores fueron el mal sonido durante la actuación de la cantante Lila Downs y una falla con la pantalla donde se proyectaban escenas de las películas nominadas, la cual quedó sin funcionar mientras Dolores Heredia mencionaba las categorías de mejor documental.
El momento de llanto fue de Silvia Pinal, quien recibió Ariel de Oro y ofreció un discurso en el mezcló citas de Jean Cocteau y una anécdota con Catehrine Deneuve: “Una vez me dijo: te envidio porque eres la única que ha trabajado en tres películas con Buñuel”.
