La ola de violencia que azota a la Comarca Lagunera es el tema de conversación que se escucha en todos lados. Las calles vacías apenas cae la noche son muestra del temor que experimenta la mayoría de los ciudadanos, quienes sin importar su condición social, cuentan historias sobre algún conocido que ha sufrido alguna extorsión, o peor aún, ha sido víctima de un secuestro exprés, un delito que pocas veces se denuncia.
En este escenario han aumentado los delitos del orden común. Por ejemplo el robo de vehículos se ha disparado en los últimos meses en Torreón y Gómez Palacio. Durante los meses de abril, mayo y junio del presente año se han registrado 237 robos de automóvil en ambas ciudades, lo que representa que cada mes los amantes de lo ajeno se apoderan de 79 unidades, es decir, 2.6 autos por día.
Tanto en Torreón, como en Gómez Palacio y Lerdo, pareciera que la violencia desatada por el crimen organizado ha sido tomada como pretexto por las autoridades municipales para no vigilar las calles, lo que ha permitido que el robo del fuero común se incremente.
Basta con darse una vuelta por las calles del Centro de Torreón para ver cómo la Policía brilla por su ausencia. Por las noches simplemente es imposible ver alguna patrulla, paradójicamente durante el día y la noche por todos lados hay agentes de tránsito multando a despistados conductores.
Vaya, hasta el Ayuntamiento de Torreón ha sido víctima de este incremento de robos, como prueba ahí están los metros de cobre, las placas de los monumentos, y en el absurdo ya hasta se roban hasta las tapas de las alcantarillas.
El alcalde José Ángel Pérez se muestra más preocupado por el proceso electoral de octubre que en cumplir su promesa de tener a la mejor Policía del Norte del país. Mientras que en Gómez Palacio y Lerdo son evidentes las deficiencias de las corporaciones policiacas. Es urgente que las autoridades cumplan con su deber de brindar seguridad a la ciudadanía, ya que no existe justificación para el incremento de los delitos del orden común.
